Necesaria aclaración

Lo que ha sucedido con la protesta indígena en Lima es como para analizarlo muy minuciosamente. Hasta temieron ser detenidos o inclusive afectados en su integridad física, así se entiende de la medida personal que tomó el asesor indígena José Fachín, de solicitar garantías para su vida estando en la capital, antes de que se firme la ruta y cronograma.

Ese temor de hecho no ha sido gratuito, algo tenían que haberse enterado, por lo que no quisieron regresar a la base militar donde fueron alojados cuando estaban en Lima. Esto podría haber sido también un temor infundado, o una postura producto de la tensión.

Sin embargo, como que el asunto da un giro y nos deja dudosos cuando la importante revista Caretas de Lima, detecta la presencia de un falso apu en medio de los protestantes indígenas de esta parte de la Amazonía peruana. Qué hacía ahí el exmilitar. Los Apus verdaderos no se dieron cuenta. Pudo sorprenderlos. Y por si fuera poco, su vinculación de contratación con el Gobierno Regional de Loreto, es otro tema que sorprende.

Aunque la estrategia de infiltrados en toda situación de conflicto no es nada nuevo. Los espías para recoger información, tampoco es nada nuevo. Pero, surge la sospecha de que en medio de la confusión para los propios indígenas se habría camuflado para guiar las acciones de la protesta, conocer a fondo el problema y trasladar ideas para que algún proyecto de ley se presente y se atribuyan la solución del problema.

Puede que los indígenas también hayan tenido conocimiento y aceptado su presencia como una especie de asesor camuflado y que pueda dar lectura a las propuestas de las autoridades de turno. También podría ser un cálculo para desprestigiar los reclamos. Mas solo la versión oficial de la dirigencia indígena nos llevará a tener más elementos para el análisis de este hecho sin precedentes en las protestas étnicas.