Mujeres armadas

La participación femenina en la milicia peruana se reducía a una participación a modo de apoyo, como las recordadas “rabonas” en la época de guerras y ellas representaban la salud, los alimentos y otros menesteres como la costura, hasta mensajería.
Las décadas han pasado y en la ruta de la incorporación de la mujer a actividades profesionales antes no permitidas, se fueron dando los primeros pasos con las llamadas “mujeres policías” que eran distinguidas por sus largas faldas y zapatos de tacones altos, para luego dar paso a un vestuario similar a la de los varones con pantalones y zapatos, con su toque de distinción en los aretes y los cabellos recogidos (moños).
Los tiempos han seguido abriendo las puertas a las mujeres que se inclinan por una carrera policial y militar. Al punto que actualmente la presencia femenina en los campos policiales y militares es más que notoria, ya han sellado su permanencia.
Esto ha sido destacado por el ministro de Defensa, Jorge Moscoso, quien dijo que las mujeres tienen una presencia cada vez más importante en las Fuerzas Armadas del Perú que se visibiliza en las funciones que cumplen en las diferentes unidades del Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea.
Esta importante participación se proyecta incluso en una zona compleja como el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), explicó el ministro. A lo que se puede precisar que se da tanto en el área de la plana mayor, como de la plana menor, incluyendo a las jóvenes mujeres del servicio militar.
El ministro de Defensa ha resaltado que las mujeres representan el 12% del personal militar en el país. A esta cifra en realidad le falta aumentar para poder hablar de equidad de género en las Fuerzas Armadas, aunque es un notorio avance.
También hay avance en el aspecto competitivo. “Tenemos especialidades donde las mujeres ya tienen una presencia importante en el Ejército, en las fuerzas de superficie de la Marina o como pilotos de aeronaves en la Fuerza Aérea”, dijo al inaugurar el sexto Simposio Internacional de Oficiales de la Nueva Generación de las Armadas de América (SIONGA 2019), que se realiza en Lima. “En este entorno tan competitivo, a la mujer le toca la gran tarea de desarrollarse profesionalmente”, acentuó.
Ellas están comandando patrulleras, laboran en las plataformas itinerantes de acción social que llevan los servicios del Estado a las poblaciones más alejadas de la Amazonía, y están en el proceso de pacificación en el Vraem. En definitiva, la visión de la mujer en la milicia debe dar paso a la gran revolución en tiempos de paz, con el mayor involucramiento de las Fuerzas Armadas en el desarrollo del país.