Manaos e Iquitos y el cuento de Monterroso

Por: Juan Soregui Vargas

Millones de personas, elogian el desarrollo industrial de la ciudad brasilera de Manos. Muchos que la visitaron dice que tiene similares características que Loreto, tanto en la parte física como de comunicación. Los miles de amazónicos peruanos que alaban su desarrollo siempre dicen: Cómo es posible que esa ciudad haya alcanzado tal grado de crecimiento social y económico y, Loreto, es una desgracia, a pesar de haber sido favorecido con una ley casi parecida a la que dieron a Manaos para su desarrollo.

Lo que sucede es que el gobierno brasilero facilitó a los que querían ir a vivir y a los que ya vivían en ésa, con una serie de medidas económicas y crediticias para que crezcan en industria, apoyados por la ciencia y la tecnología. Y se formaron verdaderos industriales. En Loreto, especialmente en Iquitos, no ocurrió eso, a pesar de tener similar legislación, los que vinieron fueron fenicios, salvo honorables excepciones como los madereros, las imprentas y algunos medios de comunicación. Iquitos, se volvió al estilo de Fenicia antigua en un puerto de comercialización y no se cumplió con el objetivo de desarrollar industrias.

Manaos tiene una serie de industrias con manejo y no de su biodiversidad y de lo introducido. Tiene industrias automotrices, motores, refrigeradoras, etc. Existen refinerías e industrias de petróleo, tienen sembríos de soya manejada y de maíz, crían ganado de manera intensiva utilizando dietas con elementos que llaman transgénicos. Y, algo importante que nosotros consumimos, tienen una tremenda industria de palma aceitera, en miles de hectáreas bien manejadas y que da trabajo a millones de personas y con respeto al ambiente. Insisto, lo del turismo es muy poco. Son estas industrias lo que han hecho crecer a Manaos, social, económica y ambientalmente, con el apoyo de la ciencia y la tecnología.  Para hacer industrias limpias han tenido que recurrir a universidades, tecnológicos y centros de investigación para poder prevenir y restaurar.

Acá,  los que alaban el desarrollo de Manaos, son los primeros en cuestionar las industrias petroleras y de palma aceitera que se quiere implementar en Loreto. Como siempre dicen que ya se acaba el mundo, sin argumentar nada técnico, ni menos científico. Ahí está Manaos boyante y que tanto alaban los que critican cuando quieren hacer una industria de palma aceitera y de petróleo en Loreto. Es más, son tan hipócritas que para sus comidas utilizan el aceite de palma fabricado en otro sitio. Ahí no dicen miren esto viene de una zona deforestada. No. Ahí le meten todo el aceite que pueden.

El Instituto de Investigaciones- IIAP, en su última experiencia científica por la carretera Iquitos Nauta ha encontrado miles de hectáreas deforestadas por la agricultura migratoria que son como páramos desiertos al estilo del cuento de Juan Rulfo. Es imposible que algún gobierno regional o central recupere estos terrenos, porque significan miles de millones de dólares, porque no solo es sembrar el arbolito  sino cuidarlo de la mala hierba, de los animales, etc. Y, eso significa plata. Entonces aquí debería instalarse el cultivo de la palma aceitera.

Otro sitio es la zona de Tamishiyacu, donde la cantidad de hectáreas es mínima, comparada con lo que tenemos. ¿O quieren que los jóvenes se dediquen a sembrar hoja de coca y producir sus derivados? Eso va a suceder sino se implementa esta industria con el riesgo de incrementarse la violencia y la contaminación de los ríos.

Mi propuesta, en el caso de Tamishiyacu y de la carretera Iquitos-Nauta, es que se realice este cultivo de palma aceitera y su transformación. Que intervengan las universidades (UNAP, UCP, UPO) y que sus investigadores encuentren la fórmula de no dañar el ambiente o restaurarla o ver de qué manera se combina con otros cultivos. Que si el agua de estos cultivos escurre hacia el río que sea una agua limpia mediante procedimientos de limpieza encontrados en estos organismos. Esta industria daría trabajo no solo a obreros y empleados sino a egresados de nuestras universidades e institutos tecnológicos. Y las empresas estarían obligadas a cumplir con las normas ambientales y derechos laborales, hacer proyectos productivos como piscigranjas y zoocriaderos, obligarles a reforestar lo que tumban. En el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, existen buenos genetistas, especialmente en el programa AQUAREC, combinados con otros de las universidades podrían encontrar fórmulas de prevención y de restauración. Se habla mal de Malasia y China. No se dice la verdad, hoy esas industrias están reforestando millones de hectáreas derribadas para sus cultivos y han encontrado fórmulas adecuadas para que funcione la industria y la conservación, con la plata de la palma aceitera.

Como en el cuento de Monterroso: «Se despertó el dinosaurio. Y todo seguía igual», parecemos ese dinosaurio a pesar que existen miles de conocimientos científicos y tecnologías para hacer industrias limpias. No tengamos miedo al cambio. De lo contrario nos comerán los dinosaurios. Para eso tenemos científicos y tecnólogos y buenos profesionales en el IIAP, en las universidades y en la parte privada como la empresa Amazon Business & Consulting. En otros artículos seguiré describiendo una serie de tecnologías que ya se han validado para limpiar y restaurar el ambiente.