Madre naturaleza

En estos días en que el río se nota cómo va bajando, puesto que ya se puede ver cómo se van formando las playas, se ha podido comprobar que la madre naturaleza, como solemos muchas veces referirnos a ella por su imponente presencia y porque tenemos que regirnos de sus mandatos sabios.
Este año 2017 ha sido una muestra de ello, cuando contra todos los pronósticos nos ha presentado una creciente moderada, en muchos lugares casi ni se ha presentado; cuando nosotros estábamos preparándonos para recibirla con toda su furia en la forma de una creciente fuera de lo normal.
Se decía y los entendidos nos lo advertían que podría darse una creciente similar a la del 2012 o quizás más fuerte. Recordamos que mientras se daban estos pronósticos preocupantes, en uno de nuestros viajes por el río, preguntamos a un poblador nato de una comunidad ribereña sobre su pronóstico.
Nos respondió luego de mirar con cierta calma el río, la orilla, los árboles más cercanos, y nos respondió tajante «va ser moderada», y acertó. Claro que se pudo equivocar y podría haber sido todo lo contrario. Con esto queda demostrado lo vulnerables que somos frente al comportamiento de la madre naturaleza.
Pero, ya la conocemos y nos ha mostrado durante décadas esos cambios que en el marco de lo que nosotros llamamos estaciones climatológicas, vienen ocurriendo. No todos los años el verano (vaciante – sol fuerte) ni el invierno (creciente – lluvias intensas) tienen el mismo comportamiento.
La madre naturaleza va matizando y así como nos carga de mucha agua más de lo acostumbrado, nos manda una sequía; que actualmente sumado al cambio climático es más difícil pronosticar. Pareciera que cuando la ciencia dice A, a nuestro ambiente le daría el placer de decir B, hasta C.
Entonces el cambio climatológico nos plantea nuevos retos en todos los ámbitos de nuestra existencia, y son los estudiosos del tema que nos deben ir dando la pauta de conducta y adopción de medidas para amortiguar los efectos de los mismos. Además, está el sentido común, pero nos dicen abríguense y nos desabrigamos, nos dicen protéjanse del sol y nos exponemos más. No somos más que unos hijos desobedientes a las señales de la Madre Naturaleza. El tema está en nuestras manos.