“Lo que me dolerá siempre en el corazón es que las plantas de oxígeno hayan llegado un poco tarde”

  • Habló el padre Miguel Fuertes, pidiendo perdón a los familiares de los fallecidos por ello.

“El perdón incluso puede provocar sentimientos de comprensión, empatía y compasión por la persona que te lastimó. Perdonar no significa olvidar o justificar el daño que te hicieron, ni componer la relación con la persona que te lastimó. El perdón te aporta un tipo de paz que te ayuda a seguir con tu vida”.
Y el padre Miguel Fuertes, pidió perdón ayer en el marco de ceremonia por el XXX Aniversario del hospital regional. Cuando no tenía por qué hacerlo ya que más bien la población loretana en su conjunto, le agradece a él y al padre Raymundo Portelli; el haber ideado una manera de emprender la cadena de solidaridad para adquirir oxígeno para los hijos de este pueblo que se asfixiaban con el letal virus.
Pueblo que paradójicamente es conocido como: “el pulmón del mundo”. El que dará aire puro a la humanidad, frente a tanto atropello contra la madre tierra. Pero él pidió perdón. Cuando en realidad quien debió pedirlo fue el gobernador de Loreto, que desperdició una brillante oportunidad para reconciliarse con la población doliente y aún indignada, por no haber liderado desde un principio la lucha contra el mal infeccioso. No acudió a la ceremonia.
Y es que como todos saben, el Cuerpo Médico había anunciado que, de asistir a la ceremonia, sería una afrenta imperdonable para el honor de los trabajadores muertos. Pero ello, quizá con un buen discurso y una palabra de sincero arrepentimiento, acompañado de un perdón genuino, pudo haber dosificado las cosas.
Ayer a las 9 de la mañana todo estuvo listo para el inicio de la ceremonia. Mientras que en un ambiente varios trabajadores se agrupaban para protestar y exigir la salida de la directora del hospital, en otra zona de la explanada principal, bajó un árbol, se ubicaban los médicos, todos con sus mascarillas y batas blancas. La tristeza, la pena, flotaba en todo el lugar. Las ausencias eran grandes.
Ingresó el director regional de salud Dr. Carlos Calampa, a su lado la doctora Graciela Meza y el gerente de desarrollo social, Óscar Llallapasca. Fueron recibidos por la directora Mercy Panduro. La canción “Resistiré” sonaba como fondo antes de escuchar al padre Raymundo.
Las autoridades se ubicaron en la plataforma para escuchar la paraliturgia del padre Raymundo. Quien expresó que no podía pedir que se tomen de las manos (por el distanciamiento), pero sí que todos los corazones estén unidos en ese momento para elevar una plegaria por los fallecidos. El padre resaltó que el hospital también era su casa (es médico) ya que se había formado en Loreto.
Resaltó la valentía y validez de los profesionales caídos en pandemia, hizo un llamado a un minuto de aplausos para todos ellos. Rafael García, José Armas, Anthony Silva, Carlos Torrejón, Sonia Cueva, Jhonatan Ramírez, Robinson Mendoza, Silvana Peña, Medarly Flores, Wilbert Cabello y Héctor Herboso.
Felicitó a los que siguen con vida, dedicados a la noble tarea de salvar la vida de sus semejantes. Todos elevaron un Padre Nuestro. Los pacientes y personal que estaban en los pisos del nosocomio, se habían acercado a las ventanas para verlo. Y, sobre todo, escucharlo. Bendijo los cuadros con los rostros de los fallecidos y a todos los presentes.
Acto seguido se entregaron resoluciones de reconocimiento a los trabajadores, a través de los diferentes jefes de los servicios de ese hospital. El padre Miguel Fuertes, firmó los documentos con todo lo trabajado para adquirir las plantas de oxígeno, entregándolas de manera oficial al hospital. Finalmente, junto a seguidores de la iglesia, entregaron velas de colores, encendidas, a la directora.
“Si hay algo que me duele y causa pesar en mi corazón, es saber que las plantas llegaron un poco tarde y no se pudo salvar a tantas personas que necesitaban oxígeno, que necesitaban de medicamentos. Pido perdón por ello a todos los familiares, pido perdón”, expresó Fuertes Prieto, con la voz entrecortada.
Agregó que ahora se tiene que mirar hacia atrás y hacia adelante. “Para que no se repitan cosas de esta magnitud, estar preparados y que el hospital esté más preparado para afrontar ese tipo de infecciones. Las tres plantas y una en Nauta ya funcionan desde hace tiempo, pero oficialmente las estamos entregando hoy”, dijo.
Sin duda, el año 2020 será recordado por la tragedia vivida que impuso de manera inesperada la ausencia eterna de seres amados a quienes nunca se les volverá a ver. Antes que ser recordado por ser la antesala del Bicentenario de nuestra Independencia.