«Lo que la creciente nos sigue dejando»

-Pobreza y desesperación sigue presente en albergues

– Familias que estaban en varios colegios han sido reubicadas en el Centro Deportivo Clavero.

– Ambiente se muestra como un campamento levantado después de un terremoto.

– Sedaloreto y Electro Oriente vienen trabajando para darles el servicio básico.

«Lo que el viento se llevó» obra inmortal de Margareth Mitchell March, narra el esplendor de toda una época que luego de la guerra queda solo en el recuerdo. Obra que se mueve entre la vida y la muerte, el amor y el desamor, la opulencia y la más grande de las pobrezas. Riqueza que en un dos por tres quedó convertida en cenizas de las que doña Scarlete O´Hara, prometió levantarse cual Ave Fénix.

Los pueblos jóvenes de Iquitos -sin guerra de por medio- nunca han vivido el esplendor de la bonanza, siempre han conocido la última parte de la magistral obra; lo paupérrimo de una existencia desamparada porque a la fechas las diversas autoridades no han priorizado un Plan de Desarrollo Urbano, un plan que se extienda a otra zona a fin que las familias no vivan en zonas inundables, arriesgando su salud y la de las nuevas generaciones de Iquitos.  Nuevas generaciones cuyo futuro parece encaprichado en seguir postergándoles el natural deseo de superación.

 

En estos instantes para que los escolares puedan reanudar sus estudios las autoridades han tomado la decisión de reubicar a 270 familias en el Centro Deportivo Clavero. Les han dado carpas de Defensa Civil para cada familia e incluso -sorprendente y descuidadamente- se han albergado a madres con hijos, con caballeros que nunca han visto en su vida, peligrando la integridad de los menores de edad. Una cruda realidad.

 

Ayer en la mañana se pudo observar a trabajadores de Electro Oriente ubicando postes para que la zona cuente con luz, han estado durmiendo en la «boca del lobo» y con velas, con el riesgo que estas se peguen al plástico pudiéndose registrar un accidente. Sedaloreto también estuvo repartiendo agua potable. La pobreza se sigue exhibiendo como la gran triunfadora de la última creciente amazónica. Muchos más en ese albergue.

 

Los moradores protestan porque el día de lluvia el agua inundó varias carpas y en horas de la mañana cuando el sol parece traspasar los huesos, las carpas abrazan a grandes y chicos con un calor intenso. Una rápida encuesta sirvió para conocer que -ahora- todos los ahí «albergados» quieren ir a otra zona donde ya no los golpee la creciente.

 

María Mozombite (AH 21 de Setiembre) «Sí nos iríamos para no estar todo el tiempo, todos los años atravesando por esta inundación. Nos han dado carpas y acá estamos muy mal, entra agua y se siente el sol como un horno».

 

Sandro Pumacahua. «Yo soy mozo y comparto la carpa con otra familia, una señora y sus hijitos, mi familia está donde su mamá. «De mi parte yo sí me iría con mi familia a otra zona porque soy un agregado y no tengo dónde ir, he estado arrimado a mi familia».

 

Rosa Solisbango. «Sí me iría, ya no volveríamos porque es un caos estar ahí, nunca como este año nos hemos inundado. Lo malo es que el gobierno regional viene prometiendo que hará casas pero de ahí a que cumpla no le creemos».

 

Gisela López: «Sí me iría porque yo soy agregada». Lucía Pizango: «Sí me iría, claro. Sería buena pero sí cumplen porque nunca cumplen, ya no quiero regresar a estos lugares donde sufrimos mucho, si mi casa estuviera en tierra qué voy a querer salir, pero está con agua».

 

Félix Pinedo: «Mi casa está recontra inundada y el agua contaminada, si nos iríamos por la carretera». Robinson Ruiz: «Toditos estamos de acuerdo en irnos».

 

Todos ellos solo esperan que se dé vida a un verdadero proyecto que les ayude a desarrollarse y así cuidar su vida y la salud. Además de ofrecerles posibilidades de crecer a través de trabajos que les permitan sostener a sus humildes familias.