Limpieza soñada

Una de las zonas de la ciudad con mayor cantidad de residuos sólidos es sin duda la zona baja de Belén, cuya condición de mercado de venta de productos alimenticios de pan llevar, hace que sea aún mucho más grave ser en la práctica un enorme basurero a orillas del río Itaya.
Esta imagen negativa sin embargo no ha hecho que baje su popularidad y siga siendo una zona de gran curiosidad para los turistas, principalmente porque durante un buen número de meses del año permanece como un pueblo con casitas típicas flotantes.
Aunque deben ser contadas las casas familiares que tengan esa característica de que la base de la casa esté sobre una balsa. Esto se pudo apreciar con gran apogeo en la década de los 60 y parte de los 70, después de los cuales empezaron a construir una especie de palafitos con “shungos” (columnas de madera) calculando que el nivel del río no sobrepase el “entablado” (piso) durante la creciente del río.
Así, Belén el emblemático pueblo cantado como “pueblo chiquito, muy pobrecito, tú necesitas de tantas cosas”, por el cantautor loretano Raúl Vásquez, “una escuelita tras la parroquia, donde tus hijos estudien ya”.
Cómo no recordar la infancia recorriendo los pasadizos desde la zona alta que va conduciendo hacia la baja, las escalinatas, las calles cortas, la Glorieta, sus calles amplias de tierra movediza en ciertas zonas durante el verano, los caños comunes para acarrear agua para el consumo humano, sus malolientes caños, a los abuelos “chaucheros” (cargadores), a los niños “curicheros” (heladeros); era toda una aventura ir desde la ciudad de la parte alta a explorar el querido Belén.
Todo sigue casi igual en lo que a la vida social se refiere, aunque con problemas que se han agudizado como la delincuencia, ya no se puede dar paseos tranquilos; pero es el Belén que todos queremos y que se debe aportar para que mejore, y para empezar la limpieza es fundamental.
Vemos que así lo ha entendido la autoridad edil actual del distrito de Belén, pero consideramos que si al llamado de juntar la basura, que ya van dos campañas puntuales, no se agrega una campaña educativa y creativa intensa, poco habremos hecho. Se tiene que convocar a todos, a los “fresquitos” de mente y a los “loros viejos”. A toda edad se puede aprender, de modo que sumemos en esta tarea.
La intensidad de la campaña debería implicar una participación masiva con una comisión integrada por todas las instituciones que se ubican en la zona baja de Belén, y que convoquen a los empresarios turísticos, y a todos y todas que sin vivir en el lugar, ni vivir en parte de la imagen de Belén, tengan a bien colaborar. Así como defensa civil, la limpieza de Belén debe ser un compromiso de todos y todas.