La visita de la Embajadora Colombiana

Las declaraciones de la señora embajadora de Colombia en Perú, doña María Elvira Pombo Holguín, dichas en lenguaje diplomático, nos parecen pertinentes dado el momento por la que está pasando la colectividad iquiteña que se siente amenazada por la presencia de sicarios de nacionalidad colombiana que, sin ningún reparo, descargan sus armas de fuego contra sus víctimas.
Según ha expresado la representante de Colombia en nuestro país, tiene el deseo de establecer acciones más estrechas con las autoridades a nivel de la Policía para disminuir esta problemática.
Por nuestra parte, creemos que eso se va a dar cuando haya un mayor control fronterizo, tanto en Colombia como en Perú. Mientras por su parte, Colombia permita la salida de su gente de forma ilegal y mientras Perú acepte a colombianos indocumentados, portadores de miles de dólares  sin explicar su procedencia, no podemos hablar de acciones conjuntas claras.
Pongamos un solo ejemplo. Si la policía de Colombia interviene a un peruano o brasileño, uruguayo o panameño, y comprueba que el intervenido no tiene sus documentos en regla, pues procede a ponerle de patitas a su país de origen,  deportándole inmediatamente. La pregunta es, por qué la policía peruana no actúa como su par de Colombia y permite que extranjeros ilegales permanezcan en nuestro país.
La embajadora Pombo Holguín lamenta que haya ciudadanos colombianos involucrados en delitos que «atentan contra la dignidad de los peruanos». Nosotros lamentamos mucho más señora embajadora, que por culpa de unos malandrines se estén deteriorando nuestras relaciones con su país, de donde han venido ciudadanos respetables que han gozado de las mejores consideraciones de nuestra parte. Sinceramente es una lástima que hayamos llegado a esto.
Por otra parte, es cierto lo que manifiesta la diplomática colombiana: «que el delito no tiene bandera», pero qué pena que los execrables  delitos cometidos en los últimos meses hayan sido cometidos por connacionales suyos.
Solo se espera que la visita de la embajadora colombiana haya servido de algo, como separar la paja del trigo. Es una tragedia que unos cuantos despreciables sujetos hayan venido a manchar la honorabilidad de la buena gente de Colombia.