LA SELECCIÓN NATURAL.

POR: JUAN SOREGUI VARGAS.

Hoy, en que se difunden «alarmantes» noticias de muertes de peces y mamíferos por fuentes no comprobadas de contaminación, aparece en nuestra memoria  un acontecimiento ocurrido en 1976. Tenía 23 años, seis meses de egresado de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UNAP. Cargo: Jefe de la Reserva Natural del río Pastaza. Objetivo: -Convencer a indios y mestizos a no depredar los recursos (cero de nota, los dos bandos sabían más mañoserías  que el suscrito)-  Hacer el trabajo de campo para elaborar la tesis para obtener el título de Biólogo (20 de nota, con mi asesor Reiner Eckman y su esposa Renata Lixfield, hicimos un trabajo extraordinario, desde la descripción de la flora ribereña y del interior, de las macrófitas, hasta el análisis del agua de las estaciones seleccionadas, hasta las pescas experimentales, el muestreo biométrico de los peces, el sexo, madurez sexual, épocas de desove, conteo de huevos, comportamiento de peces y vacas marinas, etc, hasta que Reiner me dijo: basta Juan, es demasiado) – Ahogar las penas por una mujer que vino y se fue dejándome el corazón roto y cantando chiquitita (cero en nota, casi me ahogo con el agua de fuego que creía era para ahogar las penas).  Bien, terminaba el año 1976, concluía los muestreos de campo que eran pues de verdad, porque este amigo alemán antes de comprometerse conmigo, me hizo estudiar la metodología de la investigación científica una y mil veces y especialmente bioestadística, y tenía que conocer el porcentaje del muestreo de lo que capturaba y llenar cientos de fichas de todo tipo.  No, esa época antes de asesorar mi tesis, Reiner me hizo hasta experimentos con frijoles y granos de maíz para comprobar si sabía  la ley de probabilidades. Me hizo leer a Newton y su famosa ley de la gravedad, no vaya a ser, me decía, que en vez decir que  la tarrafa arrojada va hacia abajo, al  agua,  vayas a decir al jurado que va hacia arriba  al cielo. Con la ayuda de mi padre, uno de los mejores prácticos  de la Marina de Guerra del Perú, los alemanes y tres vigilantes,  hicimos un croquis y carta de navegación  y  fijamos las estaciones de muestreos y con Reiner establecimos veinte días de pesca mensual,  en  creciente, en vaciante, en media creciente y media vaciante, llueva o haga sol. Se incluían todos los muestreos desde el análisis del agua hasta las pescas y las investigaciones biométricas. Vivir un año en ese estado era realmente dialéctico: hermoso y terriblemente solitario. Una de las cochas que teníamos que muestrear se llamaba huambra cocha II, que quedaba a cinco horas de viaje aguas arriba de la base del lago Rimachi. Teníamos un bote de 7 metros de largo por 4 de ancho impulsada por un diez doce, donde cargábamos todos los aparejos y artes de pesca, más los reactivos y la cocina artesanal con un poco de víveres y, luego, viento en popa. Cuando llegamos al ingreso de esta cocha, una quebrada llena de palos, teníamos que bajar para empujar el bote. Llegamos a las ocho de la noche y para colmo de males no había orilla como en anteriores oportunidades, el cuerpo lentico había crecido de tal manera que no teníamos donde acoderar. Nos pusimos en el centro de la cocha y empezamos nuestras faenas, pesca, muestreo de agua,, comíamos el pescado casi crudo después del muestreo, y la popa, por supuesto, era el lugar indicado para botar lo que no servía con el peligro del ingreso del canero. Llegamos a los cuatro días y con alivio salimos hacia el cauce principal. A medio camino de  la quebrada escuchamos como un trueno que venía por el centro del cuerpo de agua. Eran toneladas y toneladas de pescado en descomposición. Había de todo. Recuerdo que yo me alegré porque me permitió muestrear todo lo que no había podido, zúngaros, boquichicos, sábalos, chios chios (chiu chiu). Toda la quebrada tapada por los peces muertos, obtuve varios de cada especie y como no era mi objetivo ver si habían sido contaminados muestreé lo necesario dentro del concepto bío estadístico para mandarlo a Iquitos y luego a Lima. Me enteré luego en la central de Iquitos que los peces fueron enviados a un laboratorio de una Universidad de la capital y determinaron que tenían fierro, cadmio y otros elementos venenosos, pero, particularmente restos de unos venenos provenientes de la catahua y la huaca. En el segundo análisis que enviaron de los mismos peces,  el fierro, el aluminio y el cadmio, metales pesados, habían bajado a su normal nivel, diciendo que lo que había elevado a la hora de su muerte fue el fuerte strees que sufrieron por la catástrofe y que no había fuente de contaminación ni petrolera ni minera. Ambientalista fanático en esas épocas volvimos a la cocha, para comprobar la hipótesis de que alguien había muerto a estos pobrecitos animalitos la recorrimos y nos dimos cuenta que no había nadie alrededor por lo menos en miles de metros a la redonda. Ni siquiera actividad industrial. ¿Cuál fue la fuente de contaminación? Los elementos de la naturaleza del ecosistema  de la parte superior y de la cocha invadida por malezas de todo tipo,  que horas antes habían sufrido los embates de un fuerte temporal con ventarrones y que desataron los elementos contaminantes que tienen las plantas, los suelos y afectaron matando toneladas de peces. Lo que dice Charles Darwin: la selección natural, los menos adaptados murieron y los más fuertes sobrevivieron. Muchos de los peces de ese ambiente quedaron vivos. Los muertos fueron por el veneno y porque por el stress elevaron sus niveles de cadmio, aluminio,  etc. Esto no me lo contaron. Está escrito en los registros de mis fichas de tesis. El cadmio y el fierro, como está comprobado por verdaderos científicos de universidades extranjeras se elevan cuando ocurren estos fenómenos de strees no sólo en animales, sino en humanos, como se registra en los archivos forenses de los criminalistas. Fueron dos de los elementos interiores de los peces (cadmio y fierro que se elevaron en el momento del terrible fenómeno)  que en complicidad con la catahua, la huaca y posiblemente la rotenona hayan ocasionado esta selección natural. La tesis fue presentada, según Eckman con los datos  más elementales de capturas, análisis de aguas, esfuerzos de pesca, biometrías, etc. y auspiciada por el Instituto de investigaciones de la Amazonía Peruana y el sector Pesquería. Me informan que hasta ahora se utiliza esta tesis como referencia a pesar de haber transcurrido más de 40 años. En esa época, Machiquina, un indígena amigo me explicó que casi siempre se dan estos casos de mortandades en las cochas centrales. No fue, pues, necesario  acusar al petróleo, ni a los madereros, ni a la minería  por este incidente, ni para decir que los peces estaban envenenados por cuestiones antropogénicas. La naturaleza, como siempre, por los siglos de los siglos estaba haciendo su labor de selección natural. No había la Occidental, ni la Plus, ni cualquier otra compañía minera, ni maderera,  Era nuestra madre naturaleza la que cumplía su labor encomendada por Diosito.

2 comentarios en “LA SELECCIÓN NATURAL.

  1. entonces ahora que hay Occidental, Plus, madereras y dragas, por selección natural se derramaron 300 barriles? por selección natural encontramos derivados de hidrocarburos?…
    Irónico… un Biologo justificando la destruccion de la VIDA Y ECOSISTEMA de la amazonía…

  2. Ese pobre diablo anda buscando que le den su propinita de 20 soles por alabar a la compañia, que vergüenza para el gremio. Es increible que un biologo quiera justificar la contaminacion y hacer creer que los metales pesados los origina el estress, parece que no leyo un libro desde que salio de la facultad

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