LA PARADOJA DE SER RICOS EN BIODIVERSIDAD Y CON UNA POBREZA EN LAS POBLACIONES.

Muchos académicos y no académicos y  gran cantidad de especialistas en cuestiones ambientales y riquezas han proclamado a los cuatro vientos que somos mendigos sentados en una región rica en biodiversidad. Incluso, algunos renombrados científicos mundiales,  han  aseverado con mucho énfasis por medios de comunicación social masivos que somos ricos en diversidad biológica en cierta zona protegida, pero pobres en zancudos.

 

Lo que no ha dicho este científico de pura cepa, es que no solo la paradoja de la riqueza de la biodiversidad y la pobreza de estos indefensos zancuditos, se da en estos casos, sino que, también está muy validado que en medio de esta opulencia de plantas y animales y otros recursos renovables y no renovables, las poblaciones del interior de nuestra Amazonía permanecen en una pobreza, que cada vez se ahonda y va cavando el hoyo hacia la miseria.

 

¿Por qué esta situación? Una de las causas fundamentales es que no se han estudiado bien las plantas y animales que de manera práctica pueden generar riqueza en estas poblaciones que viven y cuidan estos bienes, sin ganar nada a cambio. Existen millones de hojas de estudios de plantas y animales y otros recursos que han sido pesquisados pero no tienen un beneficio concreto para nuestros hermanos bosquesinos. Esa es la verdad. Y, no lo han estudiado de manera práctica de acuerdo a lo que quiere el mercado. Por eso es que los hombres de las riberas no pueden vender  estos productos. Por ejemplo, cómo vamos a vender el ojé, en su forma natural por decir a Rusia. No podemos hacerlo, porque el mercado ruso no va a querer comprar este producto de esa manera, menos si no se ha validado su uso de manera clínica.  Además, según los empíricos, tomar esta planta debe tener todo un proceso ritual, y debes dietar casi todo, desde el sexo (lo cual para mí es un imposible a pesar de mi edad) hasta el chancho, pasando por las chelas. De lo contrario, dicen, los curiosos te puedes blanquear la piel.

 

Un ejemplo de lo que se puede vender es lo que hicieron algunos profesionales que formaron una empresa hace ya más de dos décadas y, según los informes estadísticos, llegaron a vender plantones germinados de cierta palmera a Costa Rica y otros países vecinos. Hicieron que fugasen nuestros recursos fitogenéticos.  Pero que importa, lo importante era hacer plata, aunque, a los pocos años se acabó el mercado,  cuando los científicos, verdaderos investigadores, de estas naciones mediante mejoras produjeron en grandes cantidades estos productos de nuestra flora.  Y, adiós negocio, no sólo para los empresarios nuestros, sino para todos en general.

 

Otro ejemplo de cómo vender productos de nuestra biodiversidad que está haciendo rico a una empresa de un país europeo, es el estudio de una mosca azul, del trópico amazónico, que vive en la miasma y cosas putrefactas. Estos verdaderos científicos han estudiado de manera teórica y práctica al ciclo biológico de esta mosca y sus nichos ecológicos y lo han simulado en el laboratorio para producir sus larvas, que son empleadas en la cicatrización de pequeñas heridas sin cirugía. Producen harta plata y se autofinancian.  Dicen, que estos investigadores, vinieron a la cuenca amazónica en un viaje del llamado turismo científico y se llevaron material de esta mosca. ¿Cuántos elementos más de nuestra biodiversidad no habrán llevado estos turistas científicos? Calculo que docenas, como nadie les fiscaliza porque no saben hacerlo o porque no quieren, pueden hacerlo. Total el turismo científico está promocionado para que dejen unas migajas de dólares y lleven un gran potencial de dinero para ahora y para mañana, pero para ellos.

 

Debemos conservar nuestra biodiversidad, dicen los entendidos y especialistas, eso nadie lo discute, pero más debemos estudiar uno o varios elementos en cada región o en cada zona de una determinada región con fines prácticos, de negocio para proporcionar recursos económicos abundantes a nuestros pobladores rurales y citadinos. De lo contrario seguiremos con el bla, bla, bla de conservar nuestros recursos, para beneficio de algunos vivos y la población que se merece seguirá empobrecida por siempre.

 

La otra alternativa es que a estos pobres hombres y mujeres del campo les paguen por conservar estos bienes de la biodiversidad. En serio, escojamos uno o varios elementos de esta riqueza de flora y fauna,  estudiémoslos, de acuerdo a la demanda del mercado y que se formen empresas rentables para vender estos productos.