La libertad nace limpia, y la dictadura la corrompe

Por Carlos Callegari

La semana que pasó y las anteriores, durante casi 20 años, han sido intensas en actos de rapiña, deshonestidades  y corrupción   contra  instituciones y ciudadanos pobres de este   país,  al reconocerse,  estos hechos, como delincuenciales y perversos  por donde se lo mire.

En casi  todos estos  eventos  se ha utilizado un  feliz o infeliz medio  de información  y con ellos, algunos, indigentes  e identificables periodistas  asalariados  para  penetrar, con sus crónicas , el  subconsciente   colectivo.

Uno de los  recientes espectáculos mas  bochornosos,   capaz de guillotinar toda  la imaginación más corrupta es el reciente caso a  limón «trabajado» por los influenciables  apristas    Rómulo León y el  Bieto   con gran despliegue  de publicidad  filmados en  evidentes videos  y  audios, al estilo inconfundible de la  Cosa Nostra siciliana .

Considero que esta realidad, que no es la única en la vida de la República, es una vedada amenaza a la inteligencia  del elector  o a la estupidez  humana, que posiblemente    tiene  sus raíces en la próxima competencia electoral, que    algunos  miran o  quieren mirar   con desdén.

La mayoría piensa,  equivocadamente o no,   quién o quiénes  deberían sentarse en el sillón presidencial. Unos  apuntan a las caras conocidas, no interesa si es cuestionable su gestión. Otros desean  caras nuevas.

Creo yo, que bien podría barajarse al  inteligente ex – canciller Allan Wagner, actualmente «desterrado»  por el Apra  en un cargo internacional, al más puro estilo de  «educación a distancia»  cuanto mas lejos mejor.

Y si ignoramos a otros candidatos  es por el hecho  de intentar  reelegirse,  además  los invalida  por su administración mal intencionada y necia. También  ayer fueron los  grandes  defensores, con enardecidas marchas de los cuatro suyos, que luego vendría grandes destrozos, bombardas y muertes sembradas por el oficialismo. Todos este vandalismo era para  rechazar la    inmoralidad re-eleccionista  de Fujimori.

El sólo hecho del misterioso   manejo sobre  las  regalías mineras,  sin orden y escamoteando  información debería   descalificar  definitivamente la actual   gestión de Allan García

Demasiado cerca   para no tocarlo está  Hugo Chávez Frías, arropado con disfraz de demócrata y es el dictador más perverso  de Latinoamérica (leer ensayo «Imperio y Dictadura Ocultos»).  En más de una ocasión  he escuchado expresiones cínicas  que es propiamente un carga montón responsabilizando al pueblo del actual desastre político.

Nuestro error podría estar en  enarbolar, hoy a todos los  candidatos fracasados,  por una administración pésima, por  gastos inútiles y por  quienes han postergado la pobreza y la vida envilecida de los más pobres, pues  ahora  pretenden  mantenerse a flote  para las  elecciones que se avecinan, mostrando  una falsa modestia, la mejor cara y camisa, como aquello que estamos observando aquí en Loreto.

A medida que mi conciencia de historiador  ha  madurado se me ha hecho mas difícil atribuir responsabilidades. Aclaro que estoy muy lejos de erigirme en un tribunal  sin ninguna posibilidad de sentenciar sobre culpas e inocencias. Pero advierto  que no es posible comprender y explicar los acontecimientos históricos sin detenerse por señalar el desempeño de sus actores  colectivos o individuales.

Cito  un ejemplo como aquella   sentencia que presume de  gran originalidad: «Imaginación para la innovación permanente», frase que fue hecha para una universidad, sin ningún atisbo  moral, pura extravagancia acumulado aviesamente por el hambre de poder. El único propósito  fue  ser  mandamás  y dictador al no advertirse  que su admisión fue  haber sido  «designado a dedo» comprometiendo corporativamente a los docentes – miembros de la asamblea universitaria, y  de manera irreparable el prestigio institucional que arrastra al conjunto de universidades aglutinadas en  la Asamblea Nacional de Rectores .

Con ello, no pretendo atribuirme la función de acusador de todos los que hemos participado de algún  modo en este engaño de la razón que consiste en disimular la cobardía tras un velo de tolerancia. Me basta haber rectificado con asumir  la parte que me toca y conservar la serenidad  de espíritu  mucho más necesario que es  preservar mi confianza en la democracia.