La confesión

Las iglesias se han visto abarrotadas de fieles ayer en el día de Miércoles de Ceniza, que para el mundo católico ha sido un día de ayuno, abstinencia, oración y confesión. En las iglesias durante la misa se realiza la tradicional “imposición de ceniza” a los fieles.
Aunque muchos los hacemos sin cumplir la parte de la confesión, la verdad es que no sentimos culpa por ello, puesto que lo tomamos quizás como la parte menos exigente pensando que el mejor confesor es el Dios del infinito, y evitamos hacerlo ante un humano sacerdote.
Y esto de la confesión nos suena muy familiar por los últimos acontecimientos políticos en el país vinculado al tema de la corrupción que nos ha desnudado como una cultura peruana en graves problemas en la administración de los recursos del Tesoro Público, del dinero de todos los peruanos.
Esas ya famosas confesiones sinceras son las que nos están llevando a seguir informándonos del más grande saqueo al país donde no existen colores políticos ni de ideologías y principios que no se hayan escapado de la tentación del dinero.
Es obvio que tratándose de una mayoría católica en nuestro país esas confesiones no tienen ninguna relación con el Miércoles de Ceniza, más que el entendido de contar los pecados y pedir el perdón de Dios por ello.
Las confesiones a las que nos referimos es a la que la justicia del hombre en la tierra invoca. Que dicho sea de paso nos descalifica totalmente como siervos del Señor, por todo lo que nos estamos enterando, hasta el momento. Faltan desarrollarse las confesiones relacionadas a Iquitos y Loreto en general.
Y volviendo al tema estrictamente religiosos ya ingresamos a la “Cuaresma” (40 días de preparación para la Pascua), que comenzó ayer Miércoles de Ceniza y termina en la tarde del Jueves Santo.
Como para recordar y ojalá se nos grabe cómo se celebró ayer: Las cenizas se elaboran a partir de la quema de ramas de olivo del Domingo de Ramos del año anterior, siendo luego bendecidas. Al término de la homilía las cenizas son colocadas sobre la frente de los fieles, haciendo la señal de la cruz.
Mientras se recibe la “bendición de la ceniza” el sacerdote pronuncia las palabras «recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir», en referencia a la fragilidad y mortalidad de las personas. La ceniza representa también la destrucción de los errores del año anterior, al ser éstos quemados.