La Batalla de Junín y el “Día del Arma de Caballería Peruana”

Por: Raúl Cornejo Coa

 

El 6 de agosto de 1824 se realizó la Batalla de Junín, en la llanura o meseta del mismo nombre, a 4100 metros sobre el nivel del mar y a cinco kilómetros del lago Chinchaycocha (lago Junín), durante la cual se enfrentaron el ejército español o realista al mando del general José de Canterác y el ejército libertador al mando del general Simón Bolívar. Como resultado se produjo la derrota del ejército realista, debido al arrojo de los soldados peruanos y en especial de la oportuna y decidida intervención de la caballería peruana.
A pesar de haberse proclamado la independencia del Perú, el 28 de julio de 1821 por parte del general José de San Martín, el ejército realista seguía todavía en el territorio nacional y solo se replegó temporalmente hacia la sierra, por lo cual faltaba desarrollar otras acciones militares para concretar su retirada. San Martín estableció inicialmente un Estatuto Provisorio y asumió el gobierno, al que denominó Protectorado, hasta que se instale una asamblea constituyente y asumió la conducción del país como Protector de la Independencia.
El 26 de julio de 1822 San Martín participó en la famosa “entrevista de Guayaquil” sostenida con Simón Bolívar, siendo uno de los puntos tratados el futuro del gobierno del Perú. El 20 de setiembre de 1822 se instaló el Congreso Constituyente en el Perú y ese mismo día San Martín, presentó su renuncia y abandonó el país dos días después. Más adelante el Congreso proclamó a José de la Riva Agüero como primer presidente de la República. En 1823 se dio inicio en el Perú a la llamada Corriente Libertadora del Norte, dirigida por Simón Bolívar, en el marco de la cual se llevó a cabo la batalla de Junín.
En el año 1824 el ejército realista se mantenía aún en la sierra central y en el Alto Perú (actual Bolivia). Simón Bolívar para ese entonces contaba con una fuerza de algo más de diez mil hombres y los realistas eran una cantidad casi igual, solo que estaban algo dispersas debido a la sublevación en el Alto Perú del general realista Olañeta, lo cual hizo que el virrey tenga que enviar hacia esa zona una parte de sus fuerzas, un aproximado de cinco mil hombres que tenían su base en Puno, para poder afrontar tal rebelión.
Es entonces que Bolívar al conocer tal situación decide aprovechar la oportunidad y en el mes de junio de 1824 dirige su ejército hacia la sierra central del Perú para atacar las fuerzas realistas que estaban al mando del general José de Canterac, llegando a cruzar la cordillera de los andes con 8000 soldados y 1500 montoneros (campesinos o gente del pueblo que luchaban junto a los soldados y que conocían bien la zona).
Siendo el 6 de agosto de 1824, Bolívar observó desde una parte alta, que las fuerzas realistas de Canterác se desplazaban por los alrededores del lago de Junín y se dirigían hacia la llanura de Junín, actualmente conocida como Meseta de Bombón. Ante esa circunstancia Simón Bolívar ordenó que los escuadrones de caballería del ejército libertador, ataquen a los realistas para detener su avance y de ese modo dar tiempo para que pueda llegar la infantería, que se encontraban aún en camino y a cinco kilómetros de distancia aproximadamente.
Los resultados al inicio de la batalla empezaban a ser favorables para el ejército realista por el accionar de sus veteranos y expertos soldados. Solo una parte de los “Granaderos de Colombia” al mando del mayor Braun lograron avanzar y tomar una posición ventajosa, mientras que el resto de la caballería del ejercito libertador era atacada y cercada obligándosele a una retirada. El general Necochea fue herido y tomado prisionero. En tanto Bolívar al presenciar el momento crítico buscaba acelerar la marcha de la infantería.
Un hecho anecdótico cambió el curso de la batalla. Ocurrió que el teniente José Andrés Rázuri Esteves, natural de San Pedro de Lloc-La Libertad, en esos momentos difíciles en que la caballería peruana estaba siendo fuertemente atacada, cambió una orden del general José de la Mar por la cual el primer escuadrón de los “Húsares del Perú”, que se encontraba como reserva, debía retirarse del lugar para no perder toda la caballería. Rázuri, contrariamente indicó al teniente coronel Isidoro Suárez que estaba al mando de dicho escuadrón, que la orden era de atacar decididamente a la caballería española.
Se produjo entonces un súbito e inesperado ataque del escuadrón “Húsares del Perú” a la caballería española. Los realistas fueron tomados completamente desprevenidos y a esta arremetida se sumó la contraofensiva del resto de la caballería peruana al mando del general Miller que tomó el mando luego de la captura del general Necochea. Los “Húsares de Colombia” también se reorganizaron y volvieron al ataque, anulando la estrategia envolvente del ejercito realista. Este hecho fue determinante para la victoria del ejército libertador.
El saldo de la batalla fue el siguiente: Los españoles perdieron 19 oficiales y cerca de 350 soldados, más 80 prisioneros; los patriotas tuvieron 45 muertos y 99 heridos. El general Simón Bolívar, en honor a la victoria en el campo de batalla, cambió de nombre al Regimiento “Húsares del Perú”, por el de “Húsares de Junín”, como se le conoce hasta la actualidad a ese histórico regimiento de caballería.
La Batalla de Junín, fue una lucha con armas blancas y de cuerpo a cuerpo, que duró solo 45 minutos, la cual terminó con la retirada de los españoles y en la que no se hizo ningún disparo, por lo cual se la conoce también como “La batalla sin humo”. Nunca antes la caballería española había sufrido una derrota de tal magnitud, por lo tanto el 6 de agosto también se celebra el “Día del Arma de Caballería Peruana”. Esta batalla fue el paso previo para el triunfo final en Ayacucho que conllevó a concretar la independencia del Perú.