Jóvenes en las calles: “Sin luchas no hay victorias”

Fue la expresión más escuchada el día de ayer, tanto a nivel nacional como local por los jóvenes que decidieron seguir de manera conjunta el debate sobre la Ley del Régimen Laboral Juvenil o popularizada «ley pulpín». Unidos lanzaron esas conocidas y viejísimas arengas del proletariado, al enterarse de los resultados ni bien concluyó la legislatura extraordinaria en el Congreso, cuyo final arrojó 91 votos en contra de dicha ley por lo que fue derogada.
«Sin luchas no hay victorias», gritaban y gritaban los jóvenes seguidos muy de cerca por exagerados cordones policiales que al parecer aún no habían escuchado la buena noticia o en todo caso, el logro en el objetivo de lucha de la masa juvenil que fue respaldada por varios gremios sindicales, políticos, personajes del ámbito cultural, periodístico, etc.
Con sus corazones henchidos de satisfacción los jóvenes se desplazaron por diversas calles del Perú para demostrar que han renacido como el «Ave Fénix» y que por paradojas de la vida, una negación en cuanto a la ley que quiso ser impuesta a como dé lugar, los ha llevado a recomponerse y juntarse como el mercurio desparramado para próximas luchas que sin duda vendrán por delante.
Se ha formado una Coordinadora Juvenil de alcance nacional, un bloque fortalecido por las nuevas generaciones, no solo física, sino lo más preciado, espiritual e intelectualmente para continuar unidos graníticamente y así hacerse escuchar frente a la problemática nacional que es inmensa e inacabable.
En hora buena que haya ocurrido lo que ha pasado con «pulpín», pues ese intento legal ha sido el combustible o detonante que necesitaban los jóvenes para despertar de tanto letargo participativo en las decisiones de su país. Han estado como «adormecidos» por las nuevas herramientas tecnológicas, hoy han aprendido que no sirven únicamente para contactarse con amigos o familiares, sino para convocarse entre sí a fin de luchar juntos por un objetivo superior como es el de impulsar el bien común de la sociedad.
Ojalá y no desmayen en la ruta transformadora que acaban de iniciar.