Iquitos: ¿Estás como para celebrar tu aniversario?

Iquitos un destino turístico que siempre está en el limbo respecto a si despega o sigue quedándose como lo miran muchos. Un espacio donde apreciar la exuberante naturaleza por unos días y luego partir raudos por el estrés del ruido insoportable, por el riesgo de perder la vida en uno de los cientos de huecos registrados en cada una de sus calles o ser presa de alguna bacteria mortal generada por los cúmulos de basura desperdigados por todos los distritos que conforman la provincia.
Si alguien entra a Internet para conocer algo de la historia de Iquitos, en sus primeras líneas encontrará: “Iquitos era una pequeña aldea poblada por la tribu de los indios Iquitos. A partir de 1864, con la visita del mariscal Castilla, Iquitos se convierte en ciudad y capital del departamento. Durante el siglo XIX incrementó su comercio con Brasil, pero recién desde 1880, con la explotación del caucho, inició su expansión como ciudad”.
Pobre, muy pobre biografía para lo que en realidad significa IQUITOS. Y es que en realidad la ciudad ante los ojos de quienes no la conocen a profundidad, siempre será hermosa como la más preciosa joven de 17 años que capta las miradas de todo el mundo, sin muchos saber que en el fondo de su corazón la pena la mata por llevar encima un cáncer terminal del que -por ahora- nadie parece salvarla.
Iquitos tuvo su tiempo de esplendor como dicen aquellos que aún recuerdan la época del caucho, la misma que arrastró pasiones y el interés europeo de transformar la ciudad en una ciudad moderna. Matizada con aires europeos, por lo que aún existen algunos edificios de esos tiempos. Edificios en gran parte abandonados y otros incluso quemados y ahí presentes ante los ojos de todos los que a diario lo ven, como si vieran caer la lluvia y pasar al poco rato.
Una inercia enorme ante la tarea de recomponer, de reconstruir y revalorar lo hermoso que tuvo la ciudad en una época de la que pocos se acuerdan ya. Incluso en la famosa “Casa de Fierro” (diseñada por Eiffel), asentada en la Plaza de Armas, ahora existe una farmacia.
Exterminado el caucho, llegó el “oro negro”, era la segunda tabla de salvación para que Iquitos despegue como la gran ciudad luz, comparada únicamente con las europeas. Pero nada. Y ese olvido, atraso, abandono y hasta desprecio, solo tiene hasta hoy una explicación: Corrupción.
El Estado peruano desde que grandes loretanos lucharon y consiguieron un canon petrolero (compensación millonaria por sacar el petróleo del subsuelo amazónico), han reenviado miles de millones de dólares sin que éstos hayan servido para engrandecer la ciudad y a toda la región. Se diluyeron, se perdieron en la nada. En corrupción se fue buena parte de esos millones verdes.
La deforestación, la minería ilegal, el narcotráfico, la contaminación, la delincuencia, la impunidad, la falta de una buena educación y salud; son el “turbo” que han rodeado a la hermosa naturaleza selvática. Todo lo que hacen y siguen haciendo las autoridades hasta el momento, es tratar de impedir que una chispa de fuego se pegue a ese “turbo” y destruya aún más a la Amazonía.
Se espera que las nuevas autoridades, en este caso, en especial la de Maynas que es la que tiene que ver por el desarrollo y seguridad de Iquitos, se ponga a la altura y no vea únicamente en esta ciudad (que hoy cumple 155 años) las partes bonitas como la loretana hermosa de 17 años que transita aparentemente sana, cuando en realidad es presa de un cáncer que la mata por dentro poco a poco. Desde aquí el deseo profundo que Iquitos salga del área de “Cuidados Intensivos” en que se encuentra. Se lo merece.