Iquitos de cada día

Iquitos, ya es ciudad grande y por eso ya no es tranquila. El número de sus habitantes está por los 500 mil, miles de ellos viviendo en zonas antes inaccesibles, pero que la necesidad de un pedazo de terreno para levantar una covacha, las ha convertido en asentamientos humanos con todas las carencias en servicios básicos y seguridad. La delincuencia campea por donde uno vaya, sin que haya hasta el momento, a pesar de un sinnúmero de convenios, un plan operativo efectivo que devuelva la tranquilidad a la población.

Iquitos es un punto donde al igual que en Lima, las violaciones sexuales contra menores de edad son del diario. Las desapariciones de muchachas que fluctúan entre los 12 y 15 años de edad son frecuentes. Los accidentes de tránsito se dan a cada rato, muchos con saldos trágicos, causados por conductores irresponsables o borrachos y, por si eso fuera poco, por los desniveles de las pistas y los huecos dejados en la calzada después de haberse realizado los trabajos del alcantarillado.

En los operativos a lugares donde se comercializa pasta básica de cocaína, la policía realiza un gran despliegue de su fuerza, hasta con presencia de efectivos de la DUES, para solo encontrar medio kilo de la droga y capturar solo a dos comercializadores de los muchos que existen en la zona roja de Pucayacu.

Entonces no estamos viviendo en el paraíso que nosotros mismos nos hicimos creer. Y estando así no podemos pretender ser una ciudad punto de llegada de gente del extranjero. Hoy todo se sabe esté uno donde esté. Con hacer un click estamos viendo la situación que se vive en Ankara o en Afganistán. Cómo no saber cómo está Iquitos, si es que uno tiene interés por venir a estos lares. La situación es crítica, como para despertar la preocupación de nuestras autoridades y arreglar de una vez por todas, las miserias que nos están mostrando ante los ojos del mundo como una ciudad peligrosa.

Si no hacemos algo ahora, esto se va a convertir en tierra de nadie, donde va a imperar la ley de la selva, del más fuerte y con eso sí que vamos a estar acabados.