Infelicidad a lo Trump

Lo dijo claro y directo. Conforme a su estilo crudo el presidente de los Estados Unidos, Donalp Trump, increpó a los países de américa y Centroamérica que son incapaces de hacer feliz a sus conciudadanos, de darles garantías reales para una vida digna y solo paran creando desconfianza en sus instituciones.
Claro que no dijo que las guerras que alienta su sistema en el mundo causan mucha infelicidad, dolor y muertes, así como los millones que se invierten en la loca carrera armamentista en lugar de combatir el tráfico y consumo de drogas en su país, que alienta la producción en los nuestros, lo que ocasiona violencia y contaminación ambiental.
Esa es una parte horrible que está pendiente de superar, como que tiene razón en el punto que en nuestros países centro y suramericanos tenemos inadecuadas políticas públicas y las buenas políticas con que contamos fatalmente no se cumplen.
En esto coincidimos con el economista Roger Grández, gran colaborador nuestro, quien escribió que por la acción y efecto de las inadecuadas políticas públicas, los ciudadanos salen de sus territorios y traspasan fronteras en busca de felicidad. Más bien diríamos en busca de mejores pagos económicos y mejores condiciones en las labores formales. Acá la riqueza monetaria lo acumulan unos cuantos, en EE.UU. lo pueden lograr millones de personas.
En esa figura, Grández nos recuerda que una de las conclusiones de German Alarco (y otros) en su libro Riqueza y Desigualdad en el Perú, edición enero 2019, señala que entre 2012 y 2016 el número de adultos peruanos que tenían más de US$ 100 millones fluctuaba entre 33 y 133 personas.
“Los billonarios peruanos con más de US$ 1,000 millones fueron 2 en 2012 y 10 en 2016. Mientras que la riqueza en el Perú se concentra en pocas manos, el número de personas que no llegan a cubrir sus necesidades más elementales y viven en situación de pobreza y otro grupo que se encuentra en permanente riesgo de entrar a pobreza extrema llega a los 732 mil personas en la Amazonía, y en Loreto esta cifra es de 313 mil personas, el 35% de su población total”, dice.
“La historia económica del Perú nos enseña una lección clara: que las políticas económicas implementadas son eficaces para hacer de los peruanos una legión de pobres y un grupo reducido de personas (y de sus empresas) en extremadamente ricos. La desigualdad en su rutina expresa las caras opuestas de un país de múltiples razas y de rostro triste”.
Y otra parte de la verdad es que muchos se inclinan a la delincuencia para aumentar su poderío económico y otros delinquen para saciar su hambre y necesidades básicas. Nada justifica estas dos conductas, pero esa es la realidad que nos está empujando a un clima de violencia cada vez más incontrolable. Hagamos algo por pararlo. Hay mucho dolor e infelicidad en la ciudadanía.