¿ Inacción de comités ?

El movimiento para ayudar a los damnificados de las consecuencias de las lluvias en el norte del país y de huaicos, principalmente en distritos de la región Lima, nos muestra que los comités distritales y provinciales de Defensa Civil, no existen. Todo el peso del reclamo se direcciona hacia el gobierno central en la figura del presidente de la República, al punto de insinuar su responsabilidad en el fenómeno natural.

Ese manejo que está dando cierta prensa nacional, obviamente que responde a dictados políticos que siguen con la consigna de debilitar al Ejecutivo que representa Pedro Pablo Kucynski. Tanto es el afán de afectar la imagen presidencial que casi todos se olvidaron de las responsabilidades de los comités de Defensa Civil. Prácticamente fueron ninguneados.

En toda contingencia ningún nivel de organización puede subestimarse, puesto que todo tiene que funcionar articuladamente. Por lo menos las informaciones tal como nos llegan de Lima, dan la impresión que no existieran y que es la ciudadanía la que está colaborando masivamente, lo que está bien porque recordemos el lema “Defensa Civil somos Todos”.

Viniendo a nuestra región queremos imaginar que los comités de la defensa civil tanto distritales y provinciales, ya están haciendo su trabajo preventivo ante la alerta de que tendremos una creciente más grande de la historia, en comparación de la registrada en el invierto amazónico del 2012.  Ese año sorprendió, que no se habían instalado lugares de refugio para los damnificados, con el debido tiempo.

Si para esta temporada se habla de una creciente mayor, queremos pensar que los comités distritales de Defensa Civil y los provinciales, estarán en coordinaciones para establecer los puntos de concentración, las necesidades básicas de abastecimiento de agua, energía eléctrica, alimentos, entre otros; como también la evacuación de zonas de viviendas más riesgosas.

Es que estas operaciones pueden resultar ordenadas, y sobre todo asumidas con la serenidad que la prevención lo permite. Estamos más que avisados y no esperemos que el agua nos llegue a más de lo normal para recién querer actuar, y hacerlo en esas condiciones no solamente es negligente, sino, muy complicado. Los menores de edad y los ancianos no tienen por qué sufrir por las actitudes erróneas de los adultos.

 

Por otro lado, tenemos que dejar sentado que una creciente dentro de lo normal es bienvenido por las bondades que trae a la biodiversidad amazónica. El problema también está en que los humanos hemos invadido espacios naturales no aptos para la vida urbanizada de fierro y cemento, y  las consecuencias las conocemos.