Historia viva

Si los libros y otros materiales bibliográficos no son utilizados, se quedan inertes, pero si son motivo de estudios y consultas, la historia se mantiene viva, en el caso de los escritos que dejaron sobre la historia de la Amazonía, de Loreto y de Iquitos, los auto llamados conquistadores, también misioneros, agentes gubernamentales, científicos y viajeros.
Esto es lo que nos transmite el padre Joaquín García, director del Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía Peruana-CETA, un hombre con base espiritual cristiana que llegó desde su lejana España e hizo suyo, la responsabilidad de indagar sobre nuestros orígenes, encontrando material suficiente como para hoy con gran alegría donarlo a entidades para su uso.
Tal es así que la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana-UNAP ha calificado el hecho como donación histórica, y no es para menos, se trata de la reproducción más completa de los XVII tomos de la obra de Carlos Larrabure y Correa, titulada “Colección de leyes, decretos, resoluciones y otros documentos referentes al departamento de Loreto”. Otras entidades también se vieron beneficiadas.
Estas entregas se dan en el marco del 46 aniversario de creación del CETA y la creación de la Biblioteca Amazónica, y a propósito del cual el padre Joaquín, como se le dice con cariño, ha recordado además algunos relatos sobre la historia de nuestra ciudad de Iquitos, como lo escrito por el obispo Franciscano, Hipólito Sánchez, que en su censo de 1,808 contaba que acá en la ahora capital de Loreto, no había más de 380 habitantes.
Joaquín García, como historiador y humanista ha invocado a que no olvidemos nuestras raíces del pasado, “que ha quedado nuestra sangre donde quiera que caminemos por las sendas del mundo: desde los pueblos indígenas se han complementado con la penetración, de gente llegada de la selva alta, y de los demás países del mundo al olfato del caucho y de otros bienes que ha producido esta tierra, aún no dados a conocer lo suficiente”.
Esto dicho casi de forma poética, no es más que una invocación a reconocer nuestra condición multirracial, multicultural y multilingüe, dentro de nuestro mapa amazónico, porque si miramos al Perú entero, éste se extiende mucho más, pero no es el tema acá. Lo que tenemos es una mezcla indígena amazónica, mestiza, con penetración de sangre europea y de otras urbes del mundo.
Somos lo que somos, una mezcla especial, que debemos aceptarnos, amarnos y encumbrarnos a un desarrollo con sostenibilidad de lo humano amazónico junto a la biodiversidad amazónica, para que lo escrito en el pasado se sienta como historia viva, que hoy aporta a la unidad.