Fuego y dolor

Un 24 de octubre será para nuestra ciudad una fecha siniestra por lo vivido en el año 1998 cuando la mayoría de loretanos exigíamos que las evidentes irregularidades en todos los niveles de gobierno de un giro, además de la delicada situación de la región en temas de territorialidad y desarrollo, fue ese día que estalló todo esa frustración e indignación que llevó a excesos que no se justifican, pero tienen una explicación sólida.
Y ayer fue un día de fuego y dolor, no en la magnitud de edificaciones incendiadas la fecha histórica que referimos, pero sí en el dolor por inocentes pérdidas de vidas humanas y por supuesto el costo material que significó no solo en edificaciones, sino, en documentación como se vio afectada la Corte Superior de Justicia de Loreto.
Este domingo 24 amanecimos con una noticia de un enorme siniestro que arrasó con diez viviendas y anochecimos con otro incendio que también afectó otras cinco viviendas, que dejó a otras tantas familias con daños materiales que se deben haber conseguido en muchos años de esfuerzos laborales.
El fuego ha generado dolor este fin de semana, no solamente en el recuerdo histórico, sino en estas fatales casualidades que muestran al 24 de octubre como una fecha siniestra. Así más allá de eventos casuales está también el factor clima que con una elevada temperatura de 34 grados nos da alertas.
Entre esas alertas podemos tener el recalentamiento de los materiales inflamables que podamos tener en nuestras viviendas y que pueda haber en las edificaciones, así como los sistemas eléctricos de riesgo ya que no tenemos la costumbre de hacer una revisión periódica para prevenir cortos circuitos.
Este es un tema que si bien no compete directamente a la empresa que brinda el servicio eléctrico, que mantienen su línea que toda conexión externa es su responsabilidad, más no el cableado interno en las viviendas; de todos modos, nos dejan al libre albedrío de los electricistas, que, por una revisión simple, además que el cliente del domicilio pone los materiales necesarios que no son económicos, solo servicios cobran arriba de los 600 soles. ¡Plop!
Es obvio que esa suma es un “tesoro” si el titular de una vivienda tiene a bien querer tener a su familia con las previsiones de incendios por cortos circuitos, tal vez la empresa de electricidad podría establecer una forma de brindar servicio intradomiciliario a precios accesibles permanente o hacerlo en campañas para quienes así lo deseen. Sería como un servicio de extensión hacia la comunidad. Muchas casas disminuirían su riesgo de incendio por corto circuito.