Fiscales deben impregnarse de pobreza

En el marco de estas fiestas navideñas, los fiscales de las diversas áreas del ministerio público, rompieron su alcancía para entregar una parte de su dinero a una acción loable como es adquirir juguetes, comprar panetones y preparar chocolatadas a fin de compartir con los niños de los diversos asentamientos humanos.
El éxtasis feliz y momentáneo de los niños, instantáneo como el café express, hizo sentirse a los fiscales gratificados al mirar los rostros alegres de muchos infantes que ansiosamente abrían las cajas de sus juguetes o pateaban las pelotas regaladas, con chinelas en el mejor de los casos, o totalmente descalzos.
Luego de la tarea solidaria de los fiscales, todos ellos retornaron a sus hogares, donde quizá los juguetes de sus hijos ya estén envueltos en brillosos papeles de regalo y colocados en grandes cajas debajo de un árbol navideño totalmente decorado con adornos llamativos y atractivas luces de colores.
Imagen que nunca podrán ver en una de las casas humildes que en estos días han podido apreciar en los diversos caseríos que han visitado. Y eso ¿por qué? Por efecto de la inmunda corrupción que les arrebata a todas las nuevas generaciones de loretanos las oportunidades que el Estado brinda a través de transferencias económicas que coadyuven a mejorar la calidad de vida de todos y no de unos cuantos.
Corrupción contra la que los fiscales deben luchar y pulverizar, sin embargo, las décadas pasan desde que se fundó la importante institución, sin que hasta la fecha muestren resultados contundentes de sanciones drásticas contra políticos fermentados que justamente tuvieron en sus manos la alta responsabilidad de manejar el presupuesto de esta región y no lo hicieron bien.
Si los persecutores del delito realmente se impregnaran de la pobreza vista en estos días, si ellos se grabaran para la eternidad en su retina los rostros pálidos, anémicos, desnutridos, famélicos, de esos niños que sonríen al recibir un pequeño regalo; cuando ellos tengan tatuadas esas imágenes en sus corazones, solo ahí creeremos que empezarán a hacer una justicia demoledora contra los que justamente saquean los recursos del Estado, dejando a los nuevos loretanos únicamente al amparo de la inconmensurable misericordia de Dios.