Estamos matando la vida

La contaminación de las aguas por parte de empresas que manejan elementos combustibles se está haciendo una práctica usual en nuestro medio.

 

La primera vez que nuestras aguas fueron víctimas del arrojo de hidrocarburos debe haberse dado hace muchos años por parte de Oxy, una de las primeras empresas explotadoras de petróleo.

 

Quien no sabe que otra fuente de contaminación letal son las dragas por el derrame de mercurio para el lavado del oro, o la gran presencia en los ríos, de desperdicios altamente dañinos producidos por el narcotráfico luego de las maceraciones de hojas de coca, donde se emplea querosene, cemento, cal etc.

 

A eso hay que agregar los grifos flotantes, donde se expende petróleo diesel, querosene y gasolina. Pero hay más. Los desperdicios sumamente peligrosos del hospital Iquitos que van a parar en las aguas del Itaya.

 

Y algo del día, el arrojar botellas y otros elementos plásticos al río desde las embarcaciones fluviales. Bien sabemos que el plástico demora como quinientos años en deshacerse, lo que equivale a quinientos años de contaminación permanente.

 

En el último accidente que da cuenta de siete barriles y medio de gasolina de alto octanaje que fueron a dar en la quebrada Ramírez de Barrio Florido, Petroperú, la empresa culpable, muy alegremente emite un comunicado donde nos dice prácticamente, que la limpieza que efectuaron ha dejado mejor que antes las aguas de la quebrada, donde han muerto cientos de peces, registrados en las cámaras de  vídeo de los canales de televisión y fotografías periodísticas. Las operaciones de limpieza, que luego de un derrame de combustible se realizan no son lo suficientemente eficaces, porque si así fuera, muchos de los moradores de Barrio Florido no estarían sufriendo de   enfermedades de la piel que podrían degenerar en cancerígenas.

 

Es de esperar que las autoridades, todas, tomen conciencia de los peligros que acechan a nuestras vidas la contaminación, especialmente de los ríos de nuestra Amazonía y se tomen medidas preventivas para evitar estas catástrofes y penalizar drásticamente su incumplimiento.