Entre la armonía y la indignación

Hoy se cumplen 9 días desde que los hijos del río Marañón Kukama Kukamirias, se vieron empujados a salir desde sus comunidades nativas a la ciudad de Iquitos. Caminar 100 kilómetros sobre un asfalto infernal, no es poca cosa. Es demasiado.  Sin embargo, nada se compara a la inmensidad del olvido en que ambos gobiernos, el central y el regional, los han sumido desde siempre porque nunca los han mirado como seres humanos, como peruanos nacidos en territorio patrio como cualquiera de los que viven en la capital del Perú.
«Nos dicen que somos parte del Estado y nosotros no nos sentimos parte del Estado peruano, no somos del Estado peruano porque no se respetan nuestros derechos, no respetan nuestras vidas ya que saben que nos estamos muriendo lentamente por consumir agua y alimentos contaminados con petróleo desde hace años y nadie ha mejorado esa situación. Una congresista preguntaba cuántos de nosotros teníamos un seguro y le contestamos que todos, porque todos los Kukamas tenemos la seguridad absoluta que nos estamos yendo a la muerte» expresó el APU de la comunidad «San Pablo de Tipishca I Zona», ante el representante de la PCM José Caro Meléndez.
Quisieron llevarlos a Andoas donde los Apus y comuneros del Corrientes, Tigre y Pastaza, se jugaban su «propio partido» de demandas sociales y ambientales urgentes ante la comisión de alto nivel que cada vez que la solicitan, corre al diálogo ante la amenaza del cierre de los pozos petroleros más importantes, pero de ahí no pasa la noticia. Se van dejando a los pobladores más indignados y frustrados que antes. Esto sin prever el conflicto social que viene subiendo de temperatura y que ya ha dado a conocer Defensoría del Pueblo.
Mientras que el presidente Ollanta Humala, visitaba México, en la histórica Plaza 28 de Julio, los hijos del Marañón recogían agua de Sedaloreto para lavar sus humildes prendas de vestir que luego colgaban en las rejas de las piletas. Minutos más tarde recibieron la visita del Monseñor Miguel Olaortúa, quien los respaldó espiritualmente, haciendo un llamado a las autoridades para  que escuchen sus justas demandas y les den pronta solución.
El mensaje de los Kukamas Kukamirias, ha sido sumamente claro: «No nos moveremos de la plaza hasta que llegue el presidente Ollanta Humala, sino llega en unos días, retornaremos a nuestros pueblos donde está ubicada la zona de bombeo «San José de Saramuro» a tomar acciones radicales hasta que nos escuchen. Los hijos del Marañón reclaman indemnización por el derrame de petróleo ocurrido en el año 2010, titulación de tierras, remediación del medio ambiente. Una lucha justa y necesaria, es la que han emprendido. Está en manos del gobierno solucionar el conflicto social.