En la década del 70 había bastante temor por leyes muy restrictivas

  • Walter Herrera Carmona, especialista de la Reserva Pacaya Samiria
  • Las autoridades centrales después comprendieron que los pueblos viven de los recursos naturales y hubo modificaciones.
  • De esa época se han dado cambios y el reconocimiento de que existen poblaciones civiles en las áreas protegidas o su entorno.
    FOTO especialista Reserva Nacional

Muchas veces analizando el pasado podemos darnos cuenta lo poco o mucho que avanzamos. En este caso de la administración de los recursos naturales existen interesantes ejemplos de lo que viene trabajando el Estado, la institución (Sernanp) y los habitantes de las áreas de reserva que existen en nuestra región Loreto.

Y a propósito que el Sernanp está celebrando con actividades los 8 años de vida institucional y a cargo, por ejemplo de la Reserva Nacional del Pacaya Samiria, conversamos con uno de sus más antiguos y experimentado trabajador en el campo donde se ubican los recursos naturales que son el soporte de vida de los moradores que desde hace unos años ya trabajan formalizados y cuyos productos llegan hasta nuestra mesa a través de los puertos y mercados.

Aunque no se puede tapar el sol con un dedo, porque existen todavía pobladores que se resisten a la formalidad y prefieren ser ilegales estando en la mira del decomiso de los productos que tocan de forma irregular, y más aun depredando los recursos naturales que existen en la Reserva Pacaya Samiria y otras áreas de conservación.

Sobre sus más de 30 años en la zona, el especialista en manejo de recursos naturales, Walter Herrera Carmona, nos comenta sobre su interesante labor en medio del bosque y la experiencia acumulada por muchos años.

«Recordamos que las áreas naturales protegidas antes lo llamábamos Unidades de Conservación, un sistema más restrictivo para el aprovechamiento de recursos, del ingreso a las áreas incluso. El carácter de intangibilidad se aplicaba en el 75% de las categorías, en tres de ellas y solo en una categoría de la Reserva Nacional se permitía un aprovechamiento directo.

Era bastante rígido, por eso es que muchos guardan una idea de que las áreas parecían como islas dentro del contexto nacional. Corría bastante temor porque se aplicaba la legislación y como lo indicaba la ley eran bastante restrictivas, incluso en las Reservas Nacionales si no había los permisos correspondientes. Hay personas que entraban sin autorizaciones a sacar los recursos. Eran lo que llamábamos los infractores y se aplicaba la legislación, generándose conflictos sociales».

Siguió recordando esos pasajes que luego dieron paso a una mejor relación. «En algún momento, hablando del siglo pasado, en los años iniciales de creación de la zona reservada del Pacaya y Samiria, cuando se asigna la responsabilidad de administración a la Empresa Pública de Servicios Pesqueros, hablamos del año 1972, e invitaron, entre comillas, a las poblaciones que estaban dentro de ese territorio a salir a las orillas del Marañón, Ucayali.

Entonces la gente que antes era usuario directo de los recursos naturales pasó de la noche a la mañana a convertirse en extractores ilegales, igual dependía de ello sea para su autoconsumo y algo para comercializar.

De esa época se han dado cambios y el reconocimiento de que existen poblaciones civiles en las áreas protegidas o en su entorno que dependen en mayor o menor grado del uso de los recursos naturales dentro de las áreas protegidas.

La nueva legislación permite que haya un contacto y una mayor vinculación con la población local, se aplica incluso en Pacaya Samiria y otras áreas protegidas los planes de manejo de recursos de flora y fauna que permite el aprovechamiento no solo para subsistencia, sino, también para comercializar.

Para el caso de recursos pesqueros que es una gran riqueza y se aplica lo que se llama programas de manejo pesquero, aprobado por la autoridad competente que es Direpro, pero con la opinión previa favorable por parte de Sernanp, y eso le permite a la población el acceso a recursos pesqueros para subsistencia, pero también para comercialización como con el paiche, la arahuana, la gamitana. Como plan de manejo tenemos lo de la taricaya, el aguaje, huasaí y otras especies.

Los grupos de manejo de manera formal en forma organizada ingresan al área protegida en base a estos planes de manejo con las autorizaciones correspondientes, con reconocimiento por el Sernanp y están inscritos en los registros públicos porque son organizaciones formales, integradas por moradores de las propias comunidades, y así además de aprovechar recursos hay otras organizaciones que brindan servicios de turismo también, y están preparadas y capacitadas para ello. Y todas ellas están inscritas en la Sunat porque son negocios y tienen que emitir comprobantes de pago. Nosotros como Estado tenemos que procurar la formalidad del desempeño normal de estas organizaciones.

Ha cambiado bastante todo. Para los que somos un poco antiguos en las áreas protegidas hemos visto esa evolución favorable. También contribuye a reducir los conflictos con la población local, y tenemos por ejemplo 40 contratos para taricaya de grupos diferentes y si hablamos de un promedio de 10 a 12 personas estamos hablando de más de 400 personas que directamente aprovechan el recurso. Y en cuanto a los números, a las cuotas que se otorgan en taricaya, en paiche, arahuana, pues hay varios cientos de miles de ejemplares que son extraídos, lo cual representa una gran cantidad de dinero.

Es un avance que se ha logrado, todo con base a la legislación, todo lo basamos en las medidas de aprovechamiento precautorio. En muchas comunidades por ejemplo ya no se usa la metodología negativa extractiva de tumbar las palmeras hembras de aguaje, sino de hacerlo mediante el escalamiento y se han aprovisionado de las herramientas necesarias, además de subir y ver qué racimo está maduro y bajarlo, ya no tirarlo al aguajal y de esa manera se van recuperando poco a poco los aguajales. (D.López)