El consumo de agua y la rapiña corporativa.

El consumo de agua, de acuerdo a informaciones  oficiales, en el Perú la agricultura consume el 67 %, mientras que la industria utiliza el 20 %; (totales ambos que suman el equivalente a toda la producción mundial hidroeléctrica); añadiendo a esto los consumos municipales y domésticos que alcanzan a un 10 %. Esto se debe a que muchas de esas  empresas grandes como la Coca Cola agotan los acuíferos que tomaron siglos en llenarse. Además muchas empresas secan los ríos los mismos que terminan convertidos en pantanos.

A esto se suma lo que podríamos denominar hidromanía que practican entidades financieras internacionales, que ya hacen notar su intención de poner a la venta el agua; en esta intención se alinean la Organización Mundial de Comercio y la banca multilateral llamada «Entidades Financieras Internacionales» como el Banco Mundial, (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y  El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que son las entidades y ejes fundamentales que están poniendo el vital líquido en manos de las empresas, dos de las cuales en estos momentos pretenden privatizar y controlar el agua en varios países. Otras dos se vienen adueñando de las vertientes de agua, controlando el acceso al agua, de más de 100 millones de personas en el planeta.

En un afán desmedido de poner en pocas manos el destino de miles de millones de personas, en Argentina y Chile ya se han privatizado muchos ríos, para las grandes corporaciones transnacionales.

En Bolivia el Banco Mundial obligó a Bolivia a privatizar su sistema de agua que fue comprada por la  estadounidense Bechtel, quien se encargó del sistema de agua de Cochabamba, siendo el efecto inmediato un incremento desmedido de 40 %; sin embargo, la población en acción conjunta logró recuperar su heredad.

En el 2000, el FMI obligó a la privatización del agua a 16 países subdesarrollados, entre estos países estuvieron Angola, Benin, Guinea-Bisau, Honduras, Nicaragua, Nigeria, Panamá, Ruanda, Santo Tomás y Principe, Senegal, Tansania y Yemén. Como se puede observar, al menos tres de ellos fueron países  hermanos  centroamericanos, y ocho de África Subsahariana. Todos  tienen el mismo factor común;  esto es, estar totalmente empobrecidos  y terriblemente endeudados con los bancos multilaterales; esta situación  permite que tanto el FMI como el Banco Mundial impongan sus políticas de manera más rápida.  Ante este cuadro ¿Qué hacer?.