Doce años de cárcel

Bien puesta está la pena que acaba de aprobar el Congreso de la República a través de la Ley de Prevención, Erradicación y Sanción para quienes agredan, que fomenten violencia en público o en privado contra las mujeres y a los que integran el entorno familiar, como son los hijos menores.
Doce años clavados, pena que a la brevedad podría la autoridad judicial dictar contra el agresor, es una medida esperada para poner en vereda a tanto tipo violento que camina suelto por las calles.
Que se haya dictado este dispositivo legal en busca de proteger a la mujer y a quienes conforman la familia, contribuirá a bajar los niveles de violencia, generados dentro del hogar por maridos celosos, energúmenos en potencia que por una nimiedad, agreden sin misericordia a la mujer.
A través de una vía rápida, la policía deberá resolver la denuncia por agresión en un plazo no mayor a las 24 horas, para luego el Ministerio Público en 72 horas se pronuncie por los doce años tras las rejas para el agresor.
Pero también hay sanción penal contra el funcionario policial o judicial que actúe con desidia, cuando se le presente una denuncia contra la mujer y/o su familia. En esto hubo casos, que por amistad o por actos ilícitos, se dejaron sin efecto acusaciones con evidentes signos y pruebas de crueldad sufridas por la víctima.
La agresión no solo es el golpe, sino toda acción o comportamiento que origine muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, con lo que se pone en riesgo la integridad, la vida de la mujer y la familia.
Doce años de castigo le espera a todo aquel que use su ferocidad, su furia, su ira incontenible. Los violentos van a tener que pensar antes de tocar a una mujer, así sea con el pétalo de una rosa.