Desesperante falta de agua

Hace unos años el agua se desperdiciaba y caía a chorros, con una presión que pocos gozan actualmente en la ciudad. Y hay hasta quienes estando conectados, aun llegándoles el recibo de luz, no ven una sola gota de agua en los grifos, menos por la ducha.
El problema es grave y ha sido motivo de protestas airadas de la población, especialmente de sectores ubicados al inicio de la carretera Iquitos – Nauta y de sectores de la avenida La Participación, que representan conexiones realizadas en los últimos años.
La expectativa de la población por gozar del líquido elemento para la vida, para las labores cotidianas, de aseo personal y general, de utilización del agua para la elaboración de los alimentos, ha hecho que lleguen incluso a medidas extremas como bloquear carreteras, quemar llantas, hacer ruido con ollas y baldes vacíos. Todo cuanto fuera posible para llamar la atención.
Pero, sucede que ya es bastante conocido de las autoridades responsables de hacer posible este servicio básico, empezando por la empresa Sedaloreto, pasando por las entidades ediles, por donde también las poblaciones gestionan el agua potable.
Pasan las semanas y vuelven los reclamos públicos de la falta de agua. Familias enteras de asentamientos humanos se ven en la imperiosa necesidad de salir a gritar por un poco de agua. Vaya ironías de la vida, de pensar que nos encontramos rodeados de ríos. Y es que el tema no es la falta del agua, sino, eficiencia en el proceso para brindar el servicio.
Se tiene que sincerar las posibilidades y ofrecer alternativas reales, cómo se entiende que haya viviendas que cuentan con conexión, no tienen agua y encima, dicen los moradores, les llega el recibo de cobro del «servicio». Qué impotencia.