¿Cuestión de género?

La igualdad al que se aspira en las relaciones entre hombres y mujeres abarca todos los espacios de la vida, y la política partidaria no es ajena a este propósito, aunque decepciona ver cómo figuras públicas femeninas de la política, después de haberse mostrado integrales y hasta potenciales candidatas, se ven involucradas en sospechas de actos delictivos.

Uno de los casos más sonados es la de Nadine Heredia, la ex primera dama que sucumbió al poder político de gobernante que le correspondía a su esposo, única y exclusivamente, pero se dieron muchas evidencias y testimonios a media voz, de la gran y hasta dañina influencia que llegó a tener sobre su cónyuge, nada más y nada menos que el ex presidente de nuestra República. La historia mundial aporta con influyentes casos de féminas, pero nosotros nos ubicamos en nuestro contexto.

Es así que llama a curiosidad que ni los espejos anteriores se alejan de cometer actos que política y judicialmente, resulten pasibles de procesos y sanciones administrativas y penales. Y le tocó el turno a quien muchos imaginaban presidenciable en las próximas elecciones. Las presunciones sobre ella son graves como el lavado de activos a raíz de los aportes que recibió el Partido Nacionalista en las campañas electorales del 2006 y 2011.

El ocaso de una lideresa, no se le puede negar esa cualidad de líder, nos transporta a unas cuatro décadas atrás, cuando en nuestra política peruana los hombres como figuras arrasaban en los partidos políticos y en los cargos gerenciales, de funcionarios, regidurías, congresales y otros cargos públicos; la mujer todavía estaba relegada a funciones de apoyo, ciertas coordinaciones minúsculas, ajenas a decisiones de política de gobierno.

Entonces ciertas voces tímidas decían que la mujer podría ser mejor gobernante porque es la que piensa mejor en los hijos, es honesta, es íntegra, busca distribuir con equidad; cualidades venidas a menos en la mayoría de políticos hombres. Para entonces, en los grupos partidarios la equidad de género era un mensaje solo para el discurso.

Al paso de los años podemos reafirmar que la conducta correcta en política partidaria no es cuestión de género, ni de roles. Una conducta correcta es decisión personal. Parecidas acusaciones pesan actualmente sobre muchas mujeres que han iniciado exitosamente su carrera y al igual que muchos de sus colegas hombres, ingresaron a un ocaso con potenciales indicios delictivos por lo que pesan sobre ellas graves acusaciones.

Las investigaciones continúan, mientras seguirá desempeñándose como funcionaria de la FAO, en Suiza, aunque respondiendo al llamado de la justicia peruana, como que desde ayer se encuentra en Lima.