Conociendo y reconociendo la cultura viva comunitaria en Belén

-Un potencial que muchas veces no es reconocido ni explorado por los propios beleninos, ni los propios iquiteños

Por: Marisabel Pérez Reátegui

A raíz del encuentro que se desarrolló en Bolivia sobre cultura viva comunitaria y donde participaron delegaciones de organizaciones culturales, artistas, gestores culturales, funcionarios, entre otros especialistas en cultura de Latinoamérica,  surge la idea de hacer una intervención en alguna comunidad de Iquitos para promover la cultura  viva comunitaria en esos espacios.

Este proyecto que va de la mano de las asociaciones culturales «Estamos en la calle» y «La Restinga», así como gestores y artistas que llegaron de la capital como Nievas Salas, María Gracia Exebio, ya está en marcha. Actualmente se encuentra en una primera etapa como es la de la exploración, del reconocimiento partiendo de la identidad, valores, cómo se desenvuelve, así como tener en cuenta qué es identidad cultural. Viene desarrollando parte ya del proyecto con una autogestión (cada uno viene aportando  para mover este proceso), explorando las variables  donde el beleninos reconocen  su espacio.

Con esta primera parte del trabajo que va más allá de una simple charla, pues apunta a esa conexión partiendo desde la parte humana, cultural y social, de cómo se desenvuelve en su espacio y fuera de éste. Vienen desarrollando talleres con niños, madres y padres, dentro de la comunidad y fuera de ahí, aprovechando espacios públicos como canchas deportivas, locales comunitarios, entre otros.

Con todo lo que recojan de los talleres,  intervenciones, escritos que realizan los pobladores, armarán como un presentación, pero la finalidad por lo cual viene trabajando, es la de construir, en un futuro próximo, una sala de exhibición o una especie de museo  que hable de las riquezas de Belén, tanto riquezas como en recursos humanos,  también en tradiciones, cultura desde su espacio con las diferentes variable culturales, esto prácticamente sería el producto final, esto podría ser instalado en un local comunal.

Estas variables pueden estar desde la forma de vida, visiones que ellos tienen, historias, parte de su remembranza de sus ancestros -los primeros beleninos o fundadores- qué costumbres adoptaron de los lugares que vienen y que se ha ido construyendo a través de la convivencia; esto engloba básicamente a una construcción colectiva utilizando sus propias tradiciones, como toda cultura, como todo pueblo.

Pero esto va más allá como la de mostrar el valor que tiene ese espacio, el distrito de Belén, teniendo en cuenta que también forma parte de esa matriz que es la ciudad Iquitos, que va creciendo o desarrollándose a la par y viendo esa relación de conexión evolutiva a la par.

«Siempre se trata de reconocer, revalorar la identidad, pues a través de este espacio se genera una nueva forma de sensibilizar y saber de dónde venimos,  esto genera una autoestima social, colectiva que le va a permitir después proyectarse a cosas globales en su conjunto, y eso es lo que mayormente importa cómo ellos se proyectan como colectivo en el futuro; pero para que exista esa conexión, primero deben reconocerse unos con otros, ellos con su distritos, con sus familias, con la población,  ellos con su sector,  para buscar que mi espacio se desarrolle primero tengo que amarlo y amar a los que viven en ese espacio, si el individualismo sigue creciendo y no ayuda a llegar a cosas concretas».

Nieves refiere que esto también es como una catarsis del propio poblador, distritos de cómo se ven y de cómo los ven los demás ciudadanos, «De cómo me veo pero más de cómo me dejo ver,  como el chico pobre que tiene muchos problemas, que tengo necesidades, o que quiero que me vengan a ayudar, si no el joven que tiene todas las ganas de salir adelante y más si se le presenta las oportunidades necesarias y también provocar y dejar ese estigma de cómo nos ven».

El grupo que viene desarrollando este proyecto, se deja llevar  por todo el potencial que encuentra en Belén, un potencial que muchas veces no es reconocido ni explorado por los propios beleninos, los propios iquiteños, «Me impresiona la colectividad familiar, hay una frase que me gustó bastante  y que dijo una de las señoras con las que estamos  trabajando  «a mí gusta  Belén porque siempre hay mucha gente» y es verdad, tú llegas  y desde el primer momento te reciben niños,  hay señoras que están en sus puestos, señores que están trabajando con su vecino,  es como una sensación de que estás en tu casa porque todos se conocen, es esa riqueza que tenemos los seres humanos que en muchos lugares se ha perdido, como sucede en otros espacios, que ingresan a su casa y no se aíslan de la realidad o de lo que pasa a su alrededor, es un espacio vivo».

Pero sin lugar a dudas, siempre es bueno admitir o hacer un «mea culpa», y eso viene para todos los que vivimos acá, pues es reconocible que muchos no han bajado a Belén y no han visto ese potencial, pero sí nos hemos dejado llevar por ese estigma por el cual fue catalogado -sea pobreza, delincuencia, etc-  «En todas partes existen problemas sociales, la situación está cuando uno solamente se enfoca en los problemas que existen en Belén, pero la idea es que con este proyecto, aparte de reconocer estos problemas como tal, también  es ver las cosas positivas que también  tienen que muchas veces no son conocidos ni reconocidos por el propio belenino y los iquiteños en general,  y en eso estamos enfocados, reconocer las cosas positivas y promoverlos para que estás sigan creciendo y a su vez fortaleciendo, lo cual podría ayudar a buscar soluciones colectivas, es como hacerse notar en ciertos espacios». (MIPR)