Casas de protección

En el mundo hay países y ciudades que se precian de tratar de forma afectiva y cubriendo sus necesidades básicas a los grupos poblacionales que por situaciones de la vida, han quedado desamparados.
Además que es parte de una política de Estado no permitir el sufrimiento de estas personas que pueden ser orates, enfermos mentales leves, niños abandonados, personas de la tercera edad también en condición de abandono.
Pero, lo que nos sorprende de nuestro sistema de gobierno es que no nos falta legislación que hable y proteja a estos grupos vulnerables, sin embargo en la práctica se cruzan otras normativas que justifican desatenciones oportunas.
En estos días hemos sido testigos a través de las publicaciones en los medios de comunicación en general y también por las redes sociales, de cómo ciertos operadores de justicia se movilizan como la Fiscalía de Familia, y ante evidentes “peloteos” se tienen que poner firmes y entonces empiezan a aparecer soluciones.
Es el caso de una mujer con alteraciones mentales y en estado de gestación que estaba durmiendo en la vereda de lo que fue su casa, antes de que su pareja trajera a su nueva conviviente, una mujer muy joven, que se puso a la altura de la situación y apoyó en la acción social.
Lo que queremos incidir es en que cómo se niega el apoyo a por ejemplo albergar a esta mujer vulnerable en la residencia de los enfermos mentales de Iquitos, porque no hay espacio, pero cuando la Fiscalía intervino trascendió que sí había un espacio. Entonces salió otro argumento, que faltaba algo así como un nuevo informe de su estado de salud en general.
Sorprende que determinado personal de Salud haya dicho que no había espacio y que después cuando llega la verificación Fiscal se dan con la sorpresa que sí había, y ahí salta la otra justificación de la negativa. Esto nos deja pensando. Qué ha motivado la negativa?
De toda esta tensión vivida el fin de semana, por personal responsable de asuntos sociales, aunque al final tuvieron que encontrar salidas, una vez más nos confirma la realidad de que una cosa es el discurso y otro las acciones en la realidad. Y otra confirmación es que faltan más casas refugio, más albergues para desamparados, más espacios para proteger a la niñez abandonada, también. Se espera las autoridades, actúen.