BELÉN DE PLANTANOYACU, CUCHARA, TROMPETEROS, SION.

En el segundo semestre de 2009, viajé con expertos  del IIAP al río Corrientes,  para responder una solicitud sobre acciones de reforestación y piscicultura. Después de viajar 18 horas, llegamos a una quebrada llamada Plantanoyacu, afluente del río antes mencionado. Arribamos al puerto de esta comunidad a las cinco de la tarde, caserío ubicado en una restinga alta, con una pendiente de casi 50 metros con respecto a la quebrada. Subieron dos emisarios. Al rato bajaron al bote y nos hicieron subir a un tambo en donde nos amontonamos para dormir. Me levanté a las cinco de la mañana para recorrer el pueblo. Las  casas eran distantes unas de otras, en casi todas estaban instaladas modernos televisores con dvd, en algunas  había congeladoras y tenían un sistema de electricidad que sólo funcionaba en la noche. Casi todos los nativos portaban consigo modernos celulares, especialmente los jóvenes. En uno de los caminos había docenas de latas vacías de cerveza Pilsen, seguí las huellas, y llegué a un lugar armado con congeladora y un sistema de sonido moderno.  Continué recorriendo el pueblo y sus alrededores y me encontré con grifos de agua en varias partes del pueblo. Tenían un moderno sistema de  agua potable. La población  utilizaba el agua de la quebrada que según los apocalípticos estaba contaminada. Ninguno sufría ni sufrió  hepatitis.  En la sesión que tuvimos, en el local comunal de material noble con el fondo de  un tremendo televisor plasma, les explicamos los planes que teníamos sobre reforestación y piscicultura Se llegó al acuerdo que sí querían las piscigranjas y las chacras integrales,  pero  nada comunitario, sino algo familiar privado. Es decir lo que dice Hernando de Soto, tienen un concepto claro de lo que es propiedad privada. Nos hicieron ver tremendos tubos para desagües para la piscigranja que había dejado el gobierno regional y que ellos no lo iban a utilizar. Los comuneros y los técnicos fueron a evaluar los terrenos para las actividades productivas, que deben ser financiadas por las compañías. Al  final la pregunta fue: ¿quieren que se vayan las compañías petroleras? No, dijeron.  Don  Carlitos, uno de los nativos me comentó que estaba esperando la oferta de una compañía para continuar trabajando porque le iban a pagar 1500 dólares y no quería aceptar lo que le ofrecía la actual empresa: 1000 dólares. Gracias a una negociación (habían tomado de rehén a un ingeniero) consiguieron que les aumentarán el salario a los que estaban construyendo un nuevo campo de fútbol.  Regresamos a Trompeteros y algo singular que vi en el río  eran docenas de botes pequeños con un motor lifan de 3 HP y gran cantidad de redes trampas de color blanco para peces . En el puerto de Belén y  Sion, observamos grandes almacenes de combustible para su deslizador, concedidos por la compañía,  con dos motores de 150 HP.   En trompeteros nos enteramos de los pedidos de motores, refrigeradoras, televisoras que hicieron los nativos y que la comunidad de Cuchara asistida por técnicos del IIAP, estaban criando gamitanas, pacos, boquichicos, y en un caserío en el interior de un cuerpo de agua, los de una ong habían reproducido taricayitas y habían repoblado  los cuerpos de agua cercanos. Podemos dar varias lecturas a esta vivencia: «los nativos tienen un concepto claro de lo que es propiedad privada y eso es lo que quieren; no quieren que se vayan las compañías petroleras porque les dan beneficios y trabajos; están bien implementadas con movilidades, con agua potable, con energía eléctrica, con medios de comunicación modernos (celulares, radios, televisión), quieren hacer actividades productivas rentables; no existen epidemias por hepatitis ni están con cáncer ni paralíticos, y, ya saben negociar bien.» ¿De dónde salió este dinero para implementarse de bienes? ¿De las chacras, de las pescas, del gobierno regional, del gobierno central, de las ong, de las áreas naturales protegidas, de los programas de educación ambiental, de los apocalípticos extranjeros? No, salió de la tan satanizada actividad petrolera, en la que muchos de estos nativos, como Carlitos, experto soldador, trabajaron y trabajan. Por eso, es que los pobladores de estas comunidades no quieren que se vayan las compañías petroleras. Porque como lo plantea la moderna innovación tecnológica, y especialmente como lo han venido planteando personas y empresas proactivas, como CRETA Y AMAZON BUSINES &CONSULTING (ABC) y, hasta el mismo Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana-IIAP, se puede hacer industrias con respeto al ambiente y con inclusión social. Pero que es necesario cerrar el círculo de la tecnología y producción, mediante la comercialización  con buenos precios de los productos para ir reemplazando a lo que da la actividad petrolera.