Avivando fechas

Toda esta semana trascurrió en tranquilidad respecto a la cercanía de la celebración del Día del Padre. Esto traemos a colación porque en el caso del día de las mamás sucede todo lo contrario desde los mensajes que se envían, las melodías que se transmiten por las radios, de los espectáculos que se organizan para celebrar la fecha.
Y es que con mucha razón, los papás reclaman que con ellos el trato es diferente, y seguro que no es discriminación, sino que con la madre es una suerte de costumbre y por qué no, de valoración a la sublime función de procreadora. Sin embargo, la responsabilidad de dar origen a un nuevo ser, es de ambos, biológicamente es compartido.
Quizá tendrá que pasar muchos años más para que la celebración del Día del Padre tenga una cobertura similar a la del día de las madres. Los papás también tienen que poner su cuota para que este reconocimiento se cumpla en su real dimensión, porque padre también hay solo uno.
Padre también es el que cría y no necesariamente está asociado al tema biológico. Eso lo podemos corroborar en muchas personas que reconocen a quien les ha criado y dado todo ese amor paternal tras el abandono de su «verdadero padre» como solemos decir.
Y como podemos darnos cuenta, con esto de la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres, así como el compartir roles en las relaciones de pareja, ha hecho que los papás se involucren más en el cuidado de los hijos y no cuando sean grandecitos, sino desde el nacimiento, aprendiendo a cambiar pañales, bañar al bebé, y así esa relación de padre e hijo que se construye de una forma diferente a como era en la antigüedad.
De ello ha resultado que surja un mayor apego con los hijos desde muy temprana edad, y ello los pequeños lo van asimilando de tal forma que pueden sentirse tan cómodos con los papás como con las mamás. En definitiva, se han dado cambios positivos en lo que ha crianza se refiere.
Lo que sí resulta alarmante, porque mientras se construye una relación positiva de padres e hijos; por otro lado, sorprende un alto registro de padres que omiten su responsabilidad de asistencia alimentaria a sus menores hijos que por situaciones de la vida nos los tienen cerca.
Las estadísticas son lapidarias y deja mucho qué pensar de la responsabilidad paternal, aunque se espera siempre cambios sustanciales.