Agua potable para todos

El tener agua potable para beber, es una de las necesidades que todo ser humano tiene entre sus múltiples preocupaciones y mejores esperanzas.
Es un servicio básico, de primera urgencia, impostergable. Porque eso le permite a la gente estar más protegida en su salud, alejada un tanto más de las enfermedades que el “agua cruda”, como se llama a la no potabilizada o tratada, transmite al ser humano, causándole desarreglos estomacales principalmente.
Tan importante es el servicio de agua potable que por  lo primero que los gobiernos deben preocuparse debería ser por la instalación de lo necesario para ofrecer a una población citadina o rural de algo que es imprescindible para preservar la vida.
En los últimos años, diríamos mejor en la última década, mucho se ha hablado de instalar plantas de tratamiento de agua potable en los pueblos de las comunidades indígenas, que hoy están expuestos a una constante contaminación de sus ríos por la presencia de explotadoras de petróleo que o por descuido  o circunstancias fortuitas, derraman el crudo o desechos químicos en sus tierras lo que alcanza al agua que beben, con que se bañan, con lo que cocinan sus alimentos.
Por ello, nos preocupa que los constantes anuncios de instalación del servicio que mencionamos en numerosos pueblos ribereños, aún no se hayan cumplido, dado el tiempo transcurrido desde que fue noticia. Es que casi todos, por no decir todos estos proyectos no tienen un cronograma de cumplimiento con plazos y metas con los que podríamos fiscalizar mejor.
En esto no debería existir ninguna manipulación política como que hoy se anuncia una obra y se pospone su ejecución para la época de la campaña electoral. Eso es mezquino.
Sin agua convenientemente tratada para convertirla en apta para el consumo humano no hay vida, y sin vida no hay nada.