Agresores impunes

Están por todas partes y con diversas modalidades de ataque a la mujer sea física o psicológicamente. Hace unos diez años cuando se abordaba este tema de la violencia contra las mujeres, todavía era una especie de tabú, un secreto a voces, además que muchas mujeres no denunciaban por temor a ser ridiculizadas en el entorno familiar y hasta en las propias comisarías cuando encontraban respuestas como “algo habrás hecho, pues, para que tu marido te haya castigado”.
Esa era la percepción en nuestro Iquitos y en otras ciudades y pueblos de nuestra región Loreto, incluso en otros lugares del país. Empezaron a presentarse las denuncias donde un altísimo 97 % de casos era de mujeres que denunciaban el maltrato del esposo, conviviente, novio y enamorado, y no necesariamente tenía que ser una relación actual, sino, que ya no era, o sea la violencia también se perpetraba por un ex.
Otros países ya nos llevaban la delantera en cuanto a tomar más atención a este grave problema desde el Estado, desde los gobiernos de turno. Una situación que no solo afectaba a la mujer, sino a sus hijos, a la familia y a la sociedad. Era el producto de una sociedad machista insertada en la conducta de hombres y de mujeres, transmitida de generación en generación, y rechaza con dureza por organizaciones no gubernamentales que hicieron un buen trabajo de base en la implementación de políticas públicas, para que el combate a este tipo de violencia entre en la agenda de los gobiernos en todos los niveles.
Se ha avanzado en ese nivel, pero lamentablemente para algunos administradores la justicia no están sintonizando en la línea de sancionar con rigidez actitudes violentas que ponen en peligro, en este caso, la vida de las mujeres, no hay proporcionalidad a la hora de establecer las sentencias. Una mujer por agredir un policía: años de cárcel efectiva. Un hombre por agredir a una mujer: prisión suspendida. Es el criterio de los jueces, podrán decirnos. Entendido. Pero, el tema es sentar precedente en aras de un cambio social. Recordemos que muchas mujeres agredidas pasaron a formar la larga lista de víctimas de feminicidio, luego que sus agresores quedaron libres.