A punta de bala

 

Ya no se puede vivir tranquilo, cómo ha cambiado nuestro Iquitos, antes no era así, hasta dejabas tu puerta pegada arrimada con la tranca para que pueda entrar tu hijo que venía a la una de la madrugada de su trabajo. Con estas frases comunes la gente de ayer expresaba su sentir, al ver cómo su apacible, tranquila y acogedora cuidad había cambiado con el pasar de los años.

Iquitos ya era una ciudad grande, con los mismos servicios públicos como cuando tenía una escasa población de unos cincuenta mil habitantes. Las necesidades eran mucho mayores, pero igual, hasta ahora que somos una ciudad de más de quinientas mil personas, seguimos manteniéndonos con las mismas como por arte de magia.

El violento cambio de la ciudad, se puede graficar en la inseguridad que vive la población. Las balas no silbaron nunca años atrás en la persecución de un delincuente. Hoy, es común una balacera entre hampones, pillos, comercializadores de droga y pandilleros, o todos ellos contra la policía.

Lo sucedido anteayer en el sector de Bagazán es la mejor prueba  que se están creando sectores adonde la autoridad del orden no va a poder ingresar, porque va a ser recibida por una turba con una lluvia de cascajo y puñales, al estilo de la gran Lima, donde hay lugares donde uno puede entrar pero ya no salir.

El crimen organizado ya ha tomado asiento en esta isla. Mientras eso sucede, los presupuestos de las municipalidades para cubrir los gastos de la movilidad, equipos de comunicación y pago de personal de serenazgo, se reducen. Increíble que eso esté sucediendo en esta región donde, se supone, hay el suficiente dinero para salvaguardar la seguridad de su población.

Pero, ya no se puede vivir tranquilo. Una bala se le puede cruzar en el camino y acabar con su existencia, un cuchillero le puede hundir la daga por la espalda para quitarle el sencillo de sus bolsillos o arrancharle el celular.

Los hechos de Bagazán ponen en evidencia que el narcotráfico lo ha convertido en su territorio, donde los que manejan este vil negocio están dispuestos a defender su sitio a sangre y fuego.