UNA HISTORIA DE AMOR Y DE MUERTE

Mi hermana, la que más me quiere, me ha traído desde Texas, Estados Unidos de Norteamérica, además de los dólares para pagar la última edición de mi nuevo libro de cuentos  «Anales de políticos, periodistas y otros», unas historias increíbles de tecnología y ciencia, como la que referí en anterior vez en cuanto al pañuelo chino que de 2 centímetros se convirtió en uno de 20 por 15 centímetros con dibujos y lleno de olores fragantes. Bien ahora me cuenta que en los años 60 escuchó la triste historia de un hombre que tuvo la mala suerte de casarse dos veces. La primera mujer murió en el tálamo nupcial antes de iniciar el contacto. La segunda pareja también falleció cuando después de dos años de casados decidieron ir a Orlando a celebrar el día de los enamorados. La chica además de bonita era muy rica, y cuando llegaron a este sitio se dedicaron a divertirse en diferentes sitios, bebiendo, comiendo y jugando. Llegaron al hotel e hicieron lo que tuvieron que hacer y a las once de la mañana cuando el sol ingresaba por una ventana de la suite, el marido se levantó para continuar con su tarea, acarició a su mujer pero esta estaba más fría que el hielo del polo norte, había muerto. El hombre llamó al administrador, este a la policía y vinieron los médicos forenses que determinaron que en la sangre de la susodicha se encontraba alcohol en pequeña cantidad, un resto de un analgésico y alta dosis de cadmio.  El hombre fue apresado, juzgado y metido a la cárcel, creyeron que había envenenado a su esposa con un líquido con cadmio. Por esas cosas de la vida, un amigo abogado  (en ese tiempo todavía habían amigos de este tipo, yo ya los perdí cuando perdí mi dinero) del presidiario leyó un artículo de verdaderos científicos, semejantes a los que tiene el programa AQUAREC DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES DE LA AMAZONÍA PERUANA, y, en este artículo científico se reportaba que un equipo de investigadores de una universidad americana habían comprobado que miles de cadáveres relativamente frescos habían sido examinados y tenían un elevado porcentaje de cadmio, pero, que después de cierto tiempo este volvía a la normalidad. Con este dato científico, el abogado pidió hacer un nuevo juicio para su amigo y el juez  determinó, primero una exhumación del cadáver. Analizaron bromatológicamente los restos de la susodicha después de 300 días  y encontraron que el nivel de cadmio había bajado a lo normal que tiene un ser humano. El jurado concluyó que el cadmio elevado que encontraron a la hora del examen por los forenses y que llevó a la cárcel al inocente amante esposo se había restablecido a lo normal. Dicen que el hombre no quiere saber nada de mujeres. Ese no es el único caso reportado por científicos. Un tipo de apellido Russell murió de un ataque cardiaco, como los familiares vengan de donde vengan son angurrientos, no recibieron nada por esta muerte e hicieron un juicio para exhumar el cadáver. A los pocos días encontraron un elevado índice de cadmio que luego fue bajando. En esa época ocurrieron una serie de muertes misteriosas que se atribuyó a un criminal serial, pero, no fue así, sino que eran muertes naturales, sólo que por algún mecanismo se elevaba el nivel de cadmio normal en el organismo. El doctor forense Cyryl Echt, quien analizó las evidencias declaró que «LOS RESULTADOS SURGIERON EN EL CASO DEL APRESADO Y DE LOS SUPUESTOS ASESINADOS O ENVENADOS POR CADMIO EN SERIE POR UNA APLICACIÓN DE MALA CIENCIA, INVESTIGACIÓN INADECUADA Y CONCLUSIONES APRESURADAS»  No vaya a estar ocurriendo este fenómeno como ya está demostrado en muchos animales terrestres y acuáticos que fallecen por viejos o naturalmente o por stress, con las carachamas, con las ractacaras, con los bujurquis que se atribuye en estos días al cadmio y que se quiere confundir con el derrame de petróleo. Cuidado con la mala ciencia y la investigación inadecuada.