Un mensaje para meditar.

Ayer desde las 10.30 de la mañana, el país asistió mediante la magia de la televisión y la radio, a la presentación de lo que es ya,  el último mensaje al país por parte del presidente de la república Doctor Alan García Pérez.

Recurriendo a su incuestionable elocuencia, el presidente hizo un recuento de su trabajo como mandatario, señalando que se siente satisfecho por los logros obtenidos durante su gestión, aunque advirtió que aún falta mucho por hacer, lo que espera sea ejecutado por quien lo reemplace en el sillón presidencial.

Hay que advertir que fueron muchos los tópico tocados por el presiente, lo que nos releva de un comentario más exhaustivo; quedando eso sí comprometidos a comentar el mensaje mañana  luego de un análisis detenido y profundo, como una forma de permitir a gran parte de la población derroteros que los lleven a dilucidar cuánto de positivo hubo en el texto presidencial y cuánto de omisiones que podrían calificarse como errores.

Lo que si es cierto es que el mensaje de ayer, contra lo que muchos opinan, fue un acto de suprema importancia, pues representó la ratificación de las políticas públicas estables al lado de un proceso de recuperación paulatino pero consistente, que nos permite decir al mundo que somos un país donde el progreso económico ordenado, comienza a rendir sus frutos.

Lo señalado por el presidente en su discurso nos permite sentir un algo de satisfacción, aunque hay que reconocer que somos dados a reclamar lo que no se hizo aunque tal omisión sea sólo el 10 % del total ofrecido, pero allí se establece cuánto de política sabe la oposición y cuánto el oficialismo.

Tengamos en cuenta que este gobierno  afrontó con seriedad y entereza la crisis económica que golpeó duramente la economía mundial, logrando superar con éxito una crisis que sí dañó a otros países, incluido los Estados Unidos.

Pero eso no cuenta, sobre todo para el frustrado candidato presidencial que desde su fracaso por la presidencia, sólo se ha dedicado a deplorar a García que inteligentemente ignora los epítetos y denuestos del ex militar metido a político sin éxito.

Lo que no podemos postergar para un comentario posterior, es la expresión firme y segura de mandatario, cuando dijo «no pagaremos un solo dólar a los terroristas», sin duda todos respaldarán la decisión peruana. Ningún organismo internacional podrá obligarnos  a pagar a quienes atacaron al país cubriéndolo de dolor y sangre. Hay que tener en cuenta que el nuevo Perú se está construyendo sobre los escombros que dejaron quienes ladinamente, con la complicidad de quienes no sufrieron la pérdida de la vida de ningún deudo y sin embargo exigen que se indemnice a quienes quisieron acabar con la democracia en el Perú. Usted, amigo lector, juzgue  como auténtico peruano.