Un camal mejor para Iquitos

No hay medio escrito, en el mundo, que no se esté ocupando de las recomendaciones dadas por la Organización Mundial de la Salud, con relación a que la carne procesada puede producir cáncer al colon y al estómago, lo que ha causado un revuelo de opiniones, del  hombre de la calle, el médico, el ama de casa, los cocineros, los chefs, los comerciantes de embutidos y carnes rojas, en fin, de todos.
Aparte de las preocupaciones que ha causado la alerta del máximo organismo de salud en el mundo, también están quienes le hincan el diente a todo tipo de carne, quienes, han visto la oportunidad para salir a dar su opinión, ya no solo sobre si es o no saludable su consumo, sino para llamar la atención de las autoridades, sobre el estado en que se encuentra el camal de Iquitos.
Este es un lugar donde los gallinazos conviven con los animales que están en capilla, próximos a ser sacrificados en ambientes cercanos por donde pasa un desagüe, lo que hace peligrar la calidad de los animales beneficiados.
Así, no hay ninguna garantía de que las carnes que consumimos en Iquitos estén, definitivamente, aptas para el consumo humano, porque existe el peligro de que estén contaminadas, Dios sabe con qué bacterias, convirtiéndose en potenciales agentes de enfermedades en la gente que consume este tipo de alimento.
Lejos de estar dedicando nuestra atención a si la carne procesada o no, podrían causar enfermedad tan dolorosa, lo que se ha convertido en una discusión bizantina, deberíamos poner mayor interés al cuidado del camal al que es necesario hacerle una remodelación o  arreglo total de sus instalaciones deterioradas, y equiparle con los elementos que en estos quehaceres se utilizan.
No debemos olvidar que los matarifes, deben estar muy bien capacitados en este trabajo, donde se origina una cadena que pasa por el sacrificio de los animales, transporte, comercialización y consumo de las carnes rojas.