“¿Tomando al toro por las astas?”

Ha mencionado el ministro del Interior Daniel Urresti, en su inesperada visita a la siempre bonita Isla Iquitos (por su inconmensurable belleza natural). Hoy preocupante ciudad porque para nadie es un secreto que desde hace años la región ha caído significativamente en lo que se refiere a brindar una mayor seguridad a los ciudadanos.
El gesto de la visita del ministro Urresti, que se venía solicitando desde hace semanas por los atentados cada vez más avezados reportados en la ciudad a plena luz del día; ha caído muy bien a la población. Sin duda alguna. Los cambios anunciados por supuesto que también.
Sin embargo, tomando con pinzas sus expresiones quedó por hacerle la pregunta: ¿cómo se tomará al toro por las astas? ¿Con «soga», con las propias manos, cómo? En buen castellano, en base a qué ha determinado las rotaciones de 500 efectivos policiales de otra zona a la selva. ¿Quién nos asegura que sean los mejores y que no estén contaminados de lo malo que supuestamente ocurre con los que ahora están acá? ¿En base a qué presupuesto hará todas las reformas manifestadas? En todo caso, tiempo al tiempo.
Una atingencia al ministro Urresti, es el hecho que él mismo ha constatado el caso de un sicario que asesinó a una persona entrando a un restaurante en Barranco-Lima. ¿Los televidentes vieron la cara del sicario en las cámaras? No. Quién lo delató fue su cómplice. ¿Y por qué no le vieron la cara? Simplemente porque el sujeto agresor estaba con casco que le tapaba todo el rostro.
Entonces, el Ministro no puede por segunda vez llegar a Iquitos a expresar tajantemente que en octubre acaba el periodo de educación para el uso del casco y que en noviembre todo el mundo debe andar con casco en las motos, sino sanción extrema. No pues. Si quisieran hacerlo bien, aunque sea dirían que queda terminantemente prohibido el hecho de usar cascos que tapen totalmente las características personales de los conductores de motos.
Las autoridades no pueden imponer a rajatabla ese uso sin analizar bien la idiosincrasia del pueblo. Si en esta oportunidad se acepta que el ministro quiera «encascar» a todos los loretanos que manejan moto, en la próxima visita dirá qué tipo de moto usar, qué gasolina usar para no contaminar, en qué grifo echar el combustible, qué aceite poner para que rueden mejor los vehículos. Eso sí que no porque ya se estaría rayando en una dictadura policial que a nadie conviene acatar.