SUBSUELO: MÁS DE UNOS QUE DE OTROS

Por: José Álvarez Alonso

Acabo de sobrevolar los Andes centrales y del Sur del Perú, entre Lima y Cusco, y entre Lima y Pucallpa. Por todos lados se observan, en medio del bello paisaje andino, las enormes cicatrices de las minas a tajo abierto. Impresiona en particular La Oroya, que desde el aire se parece más a la superficie lunar que a la terrestre. Esto contrasta más cuando al lado se observa maravillas naturales como el Bosque de Piedras de Huayllay, espectacular también desde el aire, y, más al fondo, la imponente Cordillera Blanca. Desde el avión, sin embargo, no es posible detectar el daño más grave causado por la minería irresponsable: la contaminación de las aguas y el suelo con metales pesados y otros tóxicos. En algunas de las minas se aprecian las lagunas de lixiviados donde, desde hace pocos años, se depositan sus tóxicos relaves. Pero esto es de ayer. ¿Cuánto costará reparar el daño que ha hecho el arrojo de miles de toneladas de estos venenos a los ríos? Ya podemos adivinar de dónde vienen los metales pesados hallados en los peces del bajo Marañón…

 

Cabe resaltar que la minería a cielo abierto está prohibida en la mayoría de los países desarrollados, y en los que se realiza, se obliga a las mineras a restaurar el paisaje original tal como estaba antes de la intervención, cosa que recién se está comenzando a implementar en Perú en años recientes.

 

¿Es posible hacer minería o explotación petrolera en armonía con el medio ambiente? Claro que sí, al menos con impactos mucho menores que los que se producen ahora. Hay tecnología para minimizar y mitigar los impactos, y para remediarlos en buena medida (nunca totalmente) y restaurar el paisaje una vez que se cierra una mina. El problema es que mitigar y remediar es caro, y siempre será más barato para una empresa poco escrupulosa sobornar a algunos políticos y funcionarios para que aprueben normas más tolerantes o para que acepten un estudio de impacto ambiental -EIA-enclenque (con fallas como las que se detectaron en el EIA del Proyecto Conga) que aplicar todas las medidas de mitigación y remediación que permite la tecnología y aconseja el mínimo sentido de responsabilidad ambiental y social. Bien sabido es que, salvo honrosas excepciones, la mayoría de las empresas transnacionales usan distintos estándares ambientales en sus países de origen y en el Perú.

 

El Estado peruano, lamentablemente, sigue siendo muy débil en estos aspectos. Hay casos de antiguos funcionarios del Ministerio de Energía y Minas – MEM que, luego de favorecer a tal o cual empresa minera o petrolera, han terminado trabajando en bien rentados puestos en estas empresas, lo que revela que «la aceitada» del aparato estatal para conseguir favores es todavía frecuente en Perú. Recuérdese también la anécdota del anterior ministro de Energía y Minas encaramándose al avión privado de la minera Yanacocha, gesto que probablemente le costó el puesto.

 

Por otro lado, el hecho de que sea el mismo MEM el que apruebe los EIA, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los países del Mundo, donde son aprobados por el Ministerio del Ambiente, indica el poder que todavía tienen estos poderes «fácticos», que siguen gobernando al Perú, gane quien gane las elecciones, y siguen manipulando a la prensa mercenaria para satanizar a quienes defienden a la gente y la salud de su entorno.

 

El Perú sigue siendo un país pobre, a pesar de los bolsones de creciente prosperidad en algunas ciudades, especialmente costeñas. Millones de niños sufren desnutrición crónica, entre otras lacras remediables, y reciben una pésima atención en salud y educación. Necesitamos extraer minerales y petróleo, qué duda cabe, para financiar el desarrollo. Pero no de cualquier manera, ni en cualquier lugar. Por el prurito de promover la inversión privada no se puede bajar los estándares ambientales a niveles denigrantes, permitir la explotación salvaje de la gente, o hacerse la vista gorda ante los abusos de las empresas.

 

Los altos precios de los minerales y las enormes ganancias que obtienen actualmente las empresas (recuérdese los obscenos 6,000 millones de dólares ganados  por Yanacocha en menos de diez años) permiten mucho margen de maniobra al Gobierno para imponer impuestos y regalías y exigirles más responsabilidad social. Se acusa a los campesinos andinos y a algunas organizaciones que los apoyan de «antimineros», como si esto fuese un estigma cuasi diabólico. Cuando se comprueba el escasísimo beneficio y el enorme daño que las mineras y petroleras han producido en su entorno social y ambiental (las regiones mineras ostentan los más bajos indicadores sociales en Perú, pese a las decenas de miles de millones de dólares extraídos de sus entrañas) se entiende por qué la gente se opone a ellas: «No queremos más de lo mismo», es el mensaje simple de los campesinos, que no creen las lisonjeras palabras de los operadores mineros, ni a las promesas del Estado de que, ahora sí, se va a hacer bien las cosas.

 

Si hubiese una minería responsable, que no sólo no contaminase sino que contribuyese al desarrollo, si las comunidades cercanas a las minas -o a los pozos petroleros- fuesen las mejor atendidas en salud, educación, infraestructura de comunicaciones, con la agricultura y la ganadería más tecnificadas y rentables, seguro que muchas comunidades querrían que hubiese minas en sus cercanías. Pero no es el caso, al menos por el momento.

 

Una reciente encuesta publicada por El Comercio afirma que el 68% de los peruanos están a favor de que el Proyecto Conga no se suspenda. Salvedad importante: la encuesta es urbana. ¿Pensarán igual los pobladores rurales? Estoy seguro de que no. Cuando el Presidente Humala afirmó que «el subsuelo es de todos los peruanos», podríamos responder: «Sí, pero de unos más que de otros». Y las comunidades afectadas por la minería dirían: «Ustedes los citadinos se llevan LA MAYOR PARTE de los beneficios, mientras nosotros cargamos con TODOS los impactos».

 

4 comentarios en “SUBSUELO: MÁS DE UNOS QUE DE OTROS

  1. Estimado José Álvarez Alonso, La Oroya que usted vio posiblemente sería en los años 1922 a 1997, porque La Oroya de ahora está lleno de arboles, cipreces, guindas, quenuales, etc. hermosos campos verdes, con jardines llenos de flores, para usted diga igual que la luna, usted está en la luna.
    Adjunto los links para que pueda observar los trabajos de la Empresa Doe Run Perú de responsabilidad social y sus logros ambientales.
    http://www.doerun.com.pe/images/upload/paginaweb/archivo/15/Responsabilidad_Social_Corporativa_DoeRunPeru_Espanol.pdf
    http://www.doerun.com.pe/images/upload/paginaweb/archivo/15/Logros_Ambientales_de_DoeRunPeru_Espanol.pdf

  2. Estimado José Álvarez Alonso, le adjunto datos para que pueda opinar con veracidad sobre La Oroya.
    El PAMA incluyó el compromiso de ejecución de 9 proyectos con una inversión inicial de aproximadamente 107.6 millones de dólares. A la fecha se ha ejecutado 8 de los 9 proyectos y el último se encuentra con un avance del 52%. El monto inicial comprometido, luego de una revisión, fue ampliado a aproximadamente 244.7 millones de dólares, sin embargo a Julio 2009 se ha invertido más de 316 millones de dólares los que han sido íntegramente financiados por Doe Run Perú.
    Doe Run Perú ha efectuado una inversión de gran envergadura para mejorar las condiciones ambientales en La Oroya. Desde 1997, Doe Run Perú ha destinado más de $300 millones de su propio capital a proyectos de mejora ambiental y tiene programado utilizar otros $170 millones para completar el último de los nueve proyectos PAMA: la Planta de Acido Sulfúrico y la Modificación del Circuito de Cobre. En total, esta suma es más de cuatro veces el costo original proyectado por el Gobierno para implementar estos cambios. Asimismo, Doe Run Perú ha realizado otros proyectos de inversión no relacionados con el PAMA por $120 millones más.
    Lo cierto es que la empresa ha desplegado los mayores esfuerzos, dedicando más de $400 millones a mejoras ambientales y de las instalaciones, así como llevando a cabo diversos programas de proyección comunitaria. No obstante, entretanto el Estado peruano ha incumplido por completo su promesa de limpiar la contaminación que se produjo mientras estuvo a cargo y adicionalmente la correspondiente durante el período de ejecución del PAMA.
    Cuando Doe Run Perú inició la operación del Complejo Metalúrgico encontró una descarga de efluentes industriales al Río Mantaro de 49 m3 por minuto, emisiones de plomo y arsénico de 38 y 28 mg/m3 por la Chimenea Principal respectivamente y una concentración de plomo de 3.5 ug/m3 en la calidad de aire. Después de 10 años la descarga ha bajado a 5 m3/minuto de agua tratada que es apta para la agricultura. Desde Diciembre 2007, el nivel de plomo en el aire de La Oroya se ha reducido en un 61.7%, y el nivel de arsénico y de cadmio disminuyó de 84.66% y 66.6% respectivamente comparado con el año 1997. Logrando niveles por debajo del Estándar mensual de Calidad de Aire.
    Doe Run Perú NO contamina los ríos Yauli o Mantaro, ni ningún otro río o afluente. Con la construcción de una planta de tratamiento de aguas industriales y tres de tratamiento de aguas servidas han permitido que desde diciembre 2006, en La Oroya no se impacten las aguas ni los suelos, se cumple con los niveles máximos permisibles de emisión de polvos y metales al aire. Las descargas líquidas, domésticas e industriales, son tratadas y devueltas al río Mantaro apto para la agricultura. En cuanto a los suelos los sólidos y basura doméstica no impactan por su tratamiento, manipulación y disposición. En cuanto a calidad del aire desde el 2007 se cumple con los niveles máximos permisibles de polvo y metales por chimenea.
    La legislación peruana estipula que las empresas pueden subcontratar hasta el 20 % de su mano de obra, Doe Run Perú tiene el 87 % del personal en planilla cosa que ninguna empresa minera ni siquiera se acerca a ese porcentaje, ahí se puede ver que la política de contratación de personal está plenamente consistente con la legislación vigente.

  3. Si hay alguna ciudad, en el mundo, sobre la que pesa el estigma infundado de ser un foco con alarmantes índices de contaminación, condiciones infrahumanas para la vida, casi inhabitable es, sin duda, La Oroya, enclave de la empresa minera Doe Run Perú. Sin embargo, quienes la visitan, se sorprenden al encontrar áreas verdes, promovidas por la empresa minera, que iluminan de color el paisaje de este lugar que, otrora, sí fue irresponsablemente vulnerado, dejando una secuela de pasivos ambientales que el Estado se comprometió en remediar.
    Amigo, José Álvarez Alonso, me parece que desde el avión haz visto mal. Probablemente hayas visto la minería a tajo abierto de Cerro de Pasco y no La Oroya, aquí en La Oroya no hay ningún cráter lunar y lo que haces con tu comentario es ahondar más el desprestigio de nuestra querida ciudad que no se ajusta a la realidad.
    Haz de saber también que La Oroya apoya la operación de la fundición basado en más de 80 años de operación de la misma, ya que esta trajo muchos beneficios para el pueblo y para la región Junín. Poco se sabe o acaso nada se ha dicho que, actualmente, La Oroya ocupa -según el informe del PNUD- el puesto 20 con mayor desarrollo humano de nuestro país; en comparación con el 40 lugar que ocupaba en el 2,000. Esto es solo un ejemplo de que la minería si aporta al desarrollo en especial al de La Oroya que tiene años de tradición minera.
    Para algunos medios masivos de comunicación, no todos, por suerte, las portadas, titulares, amplios reportajes, tendenciosamente editados, sobre La Oroya, resultan ser atractivos negocios y no resultado de una seria investigación, mostrando cosas del pasado anteriores a Doe Run Perú y no las mejoras promovidas por la empresa minera.

  4. Si hay alguna ciudad, en el mundo, sobre la que pesa el estigma infundado de ser un foco con alarmantes índices de contaminación, condiciones infrahumanas para la vida, casi inhabitable es, sin duda, La Oroya, enclave de la empresa minera Doe Run Perú. Sin embargo, quienes la visitan, se sorprenden al encontrar áreas verdes, promovidas por la empresa minera, que iluminan de color el paisaje de este lugar que, otrora, sí fue irresponsablemente vulnerado, dejando una secuela de pasivos ambientales que el Estado se comprometió en remediar.
    Amigo, José Álvarez Alonso, me parece que desde el avión haz visto mal. Probablemente hayas visto la minería a tajo abierto de Cerro de Pasco y no La Oroya, aquí en La Oroya no hay ningún cráter lunar y lo que haces con tu comentario es ahondar más el desprestigio de nuestra querida ciudad que no se ajusta a la realidad.
    Haz de saber también que La Oroya apoya la operación de la fundición basado en más de 80 años de operación de la misma, ya que esta trajo muchos beneficios para el pueblo y para la región Junín. Poco se sabe o acaso nada se ha dicho que, actualmente, La Oroya ocupa -según el informe del PNUD- el puesto 20 con mayor desarrollo humano de nuestro país; en comparación con el 40 lugar que ocupaba en el 2,000. Esto es solo un ejemplo de que la minería sí aporta al desarrollo en especial al de La Oroya que tiene años de tradición minera.
    Para algunos medios masivos de comunicación, no todos, por suerte, las portadas, titulares, amplios reportajes, tendenciosamente editados, sobre La Oroya, resultan ser atractivos negocios y no resultado de una seria investigación, mostrando cosas del pasado anteriores a Doe Run Perú y no las mejoras promovidas por la empresa minera.

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