Sostenible en todo

Nuestra región Amazónica en general que abarca a varios departamentos del país desde hace mucho tiempo necesita de políticas de Estado que coadyuven a una forma de vida más saludable y sostenible en el tiempo con el uso racional de sus recursos, así como de tecnologías que contribuyan la urgida conservación.
En este gran tema el aspecto educativo en todos los niveles de enseñanza se muestra emergente, puesto que no podemos hablar de futuro cuando en el presente se aceleran pasos de grupos de poder económico que acceden a concesiones en áreas de bosque con un mínimo y casi nulo accionar estatal en el punto de supervisión.
Si es que existen estrategias de control y supervisión, o mejor dicho las que existen carecen de logística para el fiel cumplimiento de la misión, desde el acatamiento por los propios habitantes del bosque amazónico hasta los invasores formales que consiguen grandes ganancias monetarias, mientras los oriundos por diversas razones no acceden a estos negocios que tienen como materia prima a los recursos naturales.
Se percibe un desorden y aparente cruce de funciones entre las entidades del Estado que tienen injerencia normativa en las actividades que utilizan los recursos bosquesinos. Y lo que es más desafortunado todo o casi todo se maneja desde la capital de la República: Lima, con un notable trabajo de escritorio cuando se necesita también mayor presencia en el campo de acción.
Y lo que es peor las oficinas de Iquitos, no están autorizadas para brindar información, nada más frustrante para la necesidad periodística y social de absolver nuestras dudas para informar con propiedad. Nos limitan a frías notas de prensa oficiales que nos dan una idea, pero no completa de los hechos.
Por ejemplo en el tema de la reforestación que es un deber y obligación del Estado impulsarla, no hay información clara, sobre el punto de partida para esta tarea visiblemente postergada y sin resultados alentadores. Más si abunda información sobre la deforestación que ciertas ONGs difunden para justificaciones de proyectos que con todo derecho ejecutan, pero que a nosotros los Amazónicos no nos resultan primordial más que solo como información base.
Entonces cómo pensar en una vida sostenible completa cuando la desarticulación de las entidades tendría mareados a sus propios responsables. Acaso no existe un ente público como la Dirección Regional Agraria (o tal vez podría adoptar otro nombre), que podría extenderse y articular como ente rector con todas las entidades que tienen injerencia en el bosque y hacer una reingeniería de la administración de los recursos Amazónicos, para que haya absoluta coherencia y nos saquen de este laberinto.