SIBARIS: El rumbo gastronómico en la Amazonía

Por: Javier Alois Salazar

La gastronomía peruana prospera firmemente, por cuatro años consecutivos fuimos elegidos “Mejor destino culinario del Mundo”, restaurantes limeños aparecen en la lista de los veinte mejores restaurantes del planeta, cocineros peruanos son premiados por revistas gastronómicas leídas a nivel mundial, colegas nuestros son requeridos por el mundo para dirigir restaurantes con etiqueta nacional. Señores, nuestra gastronomía ha evolucionado.
Anualmente la guía Summun elige los mejores restaurantes del país, reconocidos cocineros, comensales, sommeliers y sibaritas deciden cuáles son los mejores.
Lima siempre es la que más restaurantes ha aportado a la lista, pero en los últimos años Cusco, Arequipa, Chiclayo y Tacna han tenido notables representantes, estas ciudades han evolucionado, gastronómicamente han mejorado.
Y la Amazonía ¿nuestra ciudad, qué?
Seguimos siendo clasificados como la cuidad del Juane, el inchicapi y el tacacho; entonces ¿qué han hecho ellos que marcan diferencia?
Estas ciudades han dado un paso adelante, lo han hecho sin olvidar su pasado gastronómico, respetando y valorando los insumos que la rigen, descubriendo productos que estuvieron siempre a su alrededor y que nadie daba valor, todo aquello liderado por cocineros respetuosos de sus insumos, orgullosos de sus orígenes, y además conocedores de una gran técnica para cocinar.
Nosotros como cocineros loretanos tenemos la responsabilidad de mejorar la propuesta gastronómica de nuestra región, aprovechando la incontable cantidad de insumos a nuestro alrededor y dándole el valor que merecen, siendo justos con nuestros proveedores, y manteniendo una óptima calidad de servicio con el cliente, y así ir descubriendo y proponiendo, porque no usar la técnica del Juane y servir un cebiche tibio de mariscos y churos, o grillar un pacihe y servirlo con majado de plátano o puré de aguaje, o un tiradito en salsa de casho con aceite de castañas.
Y como comensales también podríamos incentivar esta mejora, aventurándonos y pidiéndole al chef del restaurant que nos dé su especialidad, que comparta con nosotros su investigación su técnica, y descubramos, estemos ávidos a experimentar un nuevo sabor, hagamos ya una pausa con el pollo a la brasa, el ceviche y vayamos por más, señores afuera hay más.
El desarrollo gastronómico de nuestra región depende de nosotros.
No olvidemos que nosotros los cocineros tenemos muchas cosas que decir además de cocinar,
tenemos una enorme responsabilidad  como miembros de una generación a quienes se les ha dado con mucha generosidad la oportunidad  de representar a nuestro país en aquello que tiene más hermoso: nuestra gastronomía.