Semana buena

editorialLos días previos a la Noche Buena siempre son muy alborotados en todos los espacios de nuestra sociedad, desde los caseríos más distantes de la capital de la Región Loreto pasando por comunidades, pueblos y ciudades, por supuesto que en el país y en miles de lugares del mundo. Todo se mueve en torno a una fecha: El nacimiento del Niño Dios.

Nuestra forma de celebrar se cierne a actividades como las llamadas chocolatadas, intercambios de regalos, cenas, bailongos, misas, alabanzas, retiros espirituales y tantas otras formas de celebración. A estas reuniones nosotros lo llamamos de unión entre los cristianos.

Se vive una fiesta de la cristiandad, la más grande que el mundo conoce por la cantidad de personas que se ven involucradas y se identifican con el significado hasta los lugares más insospechados del mundo y en las circunstancias que los encuentren, sea en unión familiar, de amigos, de compañeros de trabajo, en servicio laboral y otros.

Cuántos policías, médicos, vigilantes, personal de los puertos, aeropuertos, terrapuertos, estarán a las 12 de la noche dándose un saludo, deseando una fiesta de paz y amor. Cuántas lágrimas recorrerán al recordar a seres queridos que las distancias impiden un abrazo, pero que la tecnología actual les permitirá verse y escucharse en tiempo real.

Mientras ello vaya sucediendo esta semana, es lamentable que quienes nos gobiernen, a pesar del compromiso de hacerlo y de habernos vendido el valor de la unidad durante la campaña electoral, se conoce que por ciertos intereses personales e incluso de grupo, los mantienen separados y por tanto nuestra esperanza de mejores y consensuadas obras en bien de la ciudadanía, se alejan.

Esperamos que sea una semana buena, que lazos deshechos se reencuentren, que el interés de todos sea una norma inviolable, que ese derecho que nos asiste a ser prioridad como ciudadanía, se coloque realmente en esa posición. De lograr ello, seguro tendremos mejores proyectos educativos y que de existir, se lleven a la práctica. También en salud, mejores programas donde los presupuestos se destinen a los objetivos y que los resultados estén a la vista.