Resistencia bosquesina

Con indígenas pura sangre, con mezclados, con forasteros que formaron hogar, hasta con infiltrados; es el matiz de la  resistencia bosquesina expresada a través de las federaciones indígenas que junto a sus familias, hombres, mujeres e hijos, resistieron en medio del bosque solitario, alejado de la capital loretana y de la capital del país; desde ayer están sentados frente a frente con los representantes del Estado, para encontrar solución a sus problemas.

Tal como nos recuerda el diario virtual Voces en un artículo firmado por Róger Torres, “la huelga de los indígenas en Saramurillo está calificada como la resistencia indígena, pues por muchos años, las comunidades fueron engañadas con actas firmadas, que nunca se cumplieron en la atención de sus demandas”.

Cierto lo que dice Torres, “la situación es preocupante frente no solo a la caída del canon petrolero, sino también por los niveles de contaminación ambiental como consecuencia del derrame de crudo en varios tramos del Oleoducto Norperuano. El pensamiento indígena, es, ya no más postergaciones, ya no más engaños, ya no más sufrimiento, ya no más explotación petrolera a cambio de nada o de migajas, que a lo largo de los años de esta actividad, solo sembró miseria y pobreza”.

Así, lo más importante de esta reunión será el seguimiento que se tendrá que hacer a las actas que firmen con el gobierno central. Es más, se habla de cronograma, como en una oportunidad también nosotros nos referimos al tema. Es que se firman actas huérfanas, sin precisar quiénes de ambas partes estarán haciendo el seguimiento y estableciendo fechas, para evaluar los avances y replantear de presentarse obstáculos.

También deben quedar claras las facilidades de transporte para este seguimiento que se establecerá paralelo a los acuerdos, mientras se vayan dando las conversaciones. Y algo interesante que menciona Voces, es que lo que está ocurriendo en Saramurillo, no solo es una mesa de diálogo, se trata de un Parlamento Indígena con un debate político, donde no solo habrá pedidos, sino, “plantear políticas de intervención en su territorio, buscando el desarrollo y preservación de las futuras generaciones de estos pueblos, tal como señaló Alain Salas Dávila, quien acompaña la resistencia”.

Se cumplió la primera parte del acuerdo, el levantamiento de la medida de fuerza, la entrega de las instalaciones de PETROPERÚ y la liberación del río Marañón. Está en la mesa de negociaciones mejor educación, salud, titulación de sus territorios, proyectos productivos, cambio o mantenimiento del Oleoducto, descontaminación del petróleo, entre otros. Todo esto, sostenible en el tiempo.