Reforma Magisterial

Por: Rubén Reátegui Sánchez*

El debate sobre la carrera magisterial meritocrática viene desde el Gobierno de Transición, se elabora un proyecto de ley en el gobierno de Toledo, que García lo promulga y usa para postergar el incremento de sus remuneraciones. En realidad, la Derecha Bruta y Achorada (que educa sus hijos en exclusivos colegios privados de Lima) nunca quiso construir nación con una educación de calidad para todos.

Ocurre que, los mismos expertos que avalaron esa ley, proponen ahora una «reforma» de medidas que no cambian sustancialmente la situación del docente, con la unificación del régimen laboral, la evaluación del desempeño en aula, un aumento de 100 soles al piso salarial, y el agregado de niveles administrativos.

La verdad, el país requiere de una gran transformación en educación si quiere construirse como nación viable en el contexto global, y como sostienen renombrados pedagogos, el aprendizaje del alumno depende del maestro en más del 50%, siendo así importante  debatir el perfil del maestro que queremos, planteo aquí algunos tips:

Primero, el desempeño del docente se debería medir (como en toda profesión) por los resultados, es decir, por los aprendizajes de sus alumnos. Afortunadamente, las pruebas PISA han permitido definir los 04 aprendizajes fundamentales (razonamiento matemático,  comprensión lectora, ciencia y ambiente, historia-ciudadanía) de la educación básica, y comparan la nuestra con otros países. Además, los resultados de varias evaluaciones a los alumnos, demuestran el mejor desempeño de muchos profesores de IE estatales respecto a sus pares de IE privadas. De modo que el MED no tiene por qué contratar a evaluadores de desempeño del maestro en aula, que se reducirían a evaluar su método de enseñanza.

Segundo, con un sueldo inicial menor a la canasta básica familiar ¿se puede reclutar a profesores de un origen social con cierto capital cultural?, ¿se puede contar con maestros de vocación, que desarrollen cotidianamente sus capacidades?, ¿se puede hacer que éstos se dediquen a su magisterio sin compartirlo con otro trabajo?. El país tiene pues la obligación de invertir en la educación de sus hijos, y como parte de ello, elevar de modo sustantivo el piso salarial (mayor a 100 soles ridículos) de sus docentes.

Tercero, el proyecto de «reforma» habla genéricamente del profesor como profesional de la educación, pero a la luz de los resultados conocidos, no plantea la necesidad de elevar las exigencias del ingreso para estudiar esta profesión, ni de mejorar la formación de los futuros docentes. Tampoco plantea la necesidad de universalizar la educación inicial (2 a 5 años) como base de los otros niveles. Ni diferencia los niveles educativos, cuando como en  países desarrollados, deberíamos tener profesores de secundaria con título universitario en la materia (matemático, físico, biólogo, etc.) y cierta capacitación en pedagogía.

Cuarto, el proyecto de «reforma» agrega niveles a la carrera magisterial como especialista y director de UGEL (o sea gestión), cuando se sabe que el premio mayor para un buen maestro es su reconocimiento como tal, por parte de sus alumnos y su país.

Por último, los dirigentes lúcidos del SUTEP saben que no deben defender a los profesores incorregibles, y que en el mundo actual no hay estabilidad laboral sin resultados, menos en educación.

*Sociólogo, con Maestría en Sociología de la Educación.