Realmente, ¿está quebrada?

Está quebrada dijo el consejero regional por la provincia de Loreto, refiriéndose a la municipalidad de Nauta. Una aseveración por demás preocupante, si se tiene en cuenta que esta corporación edil presidida por el alcalde Darwin Grández, no puede pagar un trabajo de consultoría que ha realizado el expediente técnico de la electrificación de Urarinas y la construcción del puerto fluvial de la ciudad.

El riesgo es que por no contar con el expediente técnico, el presupuesto asignado se pierda y se pospongan estas obras para que el próximo año vuelvan a ser consideradas en el presupuesto participativo del Gobierno Regional de Loreto, que se compromete al financiamiento de ambas obras, siempre y cuando la municipalidad provincial formule el expediente técnico.

No poder pagar el importe de este trabajo, realmente, como expresa el consejero Ángel López, quiere decir que la administración edil de Grández es un fracaso, que exige la presencia de la Contraloría General de la República para esclarecer en qué se ha gastado el dinero municipal, si las inversiones se han llevado a cabo con apego a la legalidad, si es que hay o no malversación de fondos o sobrevaloración de costos, si la sustentación de gastos está correcta y por último determinar si no hubo fuga de dinero.

Cuando una empresa está quebrada es porque quienes la manejaron no supieron llevarla con eficiencia. La quiebra se produce cuando se consume el capital en cosas improductivas o cuando se deriva a intereses personales, cuando los gastos son más que los ingresos hay un desbalance, se produce un déficit que lo hace colapsar. Y en una quiebra no hay punto de retorno, queda ahí.

No queremos pensar en lo peor, en que realmente la municipalidad de Nauta está quebrada, sino en que los problemas por los que atraviesa el alcalde de esta corporación edil han ido posponiendo acciones que se han debido hacer en su momento y que hoy, a la brevedad posible, se deberá tomar como prioridad para no perder una posibilidad de desarrollo ni la confianza del pueblo