PROYECTO CORINA: PROGRESO O DESASTRE PARA LA AMAZONIA PERUANA

Por: Dr. Julio Ruiz Murrieta

Catedrático  de la UCP

 

El 20 de julio del 2011, unos días antes de terminar el gobierno de Alan Garcíia, el Congreso de la República aprobó la Ley Nº 29760, Ley que declara de necesidad pública e interés nacional la ejecución del megaproyecto de “transvase de las aguas excedentes del río Marañón y el represamiento y la derivación de las aguas excedentes del río Huallaga hacia la cuenca del río Santa, con la finalidad de promover el desarrollo  hidroenergético y agrícola del Perú”. Este proyecto es también conocido como Proyecto Corina. Esta ley fue aprobada sin consultar a los pueblos amazónicos que viven en la Amazonía peruana.

 

Para entender el proyecto Corina y sus impactos, es necesario abordar el tema en términos de cuencas. La Amazonía tiene 6.8 millones de Km2, lo cual la convierte en la cuenca más grande del mundo. Según el Smithonian Institution, la Amazonía tiene 15 grandes cuencas, siendo la cuenca del río Madeira la primera en extensión con 1.38 millones de Km2, y la cuenca del río Marañón la 7ª gran cuenca con 358,050 km2. El río Huallaga forma parte de la cuenca del Marañón.

 

La longitud del río Marañón es de 1,415 km, siendo el 11º tributario más largo del río Amazonas. La cuenca del Marañón incluye 9 regiones en el Perú (Pasco, Huánuco, Áncash, La Libertad, Cajamarca, Amazonas, Piura, San Martín y Loreto) y 8 provincias en el Ecuador. Por su gran longitud y por el terreno accidentado de su cauce, recorre diversos niveles altitudinales, generando una diversidad de ecosistemas que van desde la puna húmeda, el bosque húmedo de montañas y el bosque seco en sus partes altas, hasta diversos ecosistemas de bosque tropical húmedo en su parte baja. El Alto Marañón comienza desde su naciente en el glaciar del Nevado de Yarupa a unos 5,800 msnm, en la cordillera Raura (Provincia de Lauricocha, Región de Huánuco), hasta el Pongo de Manseriche (Distrito de Manseriche, Provincia de Datem del Marañón, Región Loreto) y el Bajo Marañón desde dicho Pongo hasta la confluencia con el río Ucayali.

 

Debido  a su gran extensión y su geografía trans-regional y trans-nacional, el río Marañón es mirado localmente cuando se planifica su desarrollo, lo cual es un error. Las actividades humanas que tienen lugar en sus partes altas, indudablemente tendrán impactos en sus partes medias, bajas y desembocadura. En este sentido, el proyecto Corina hay que analizarlo desde la óptica de “manejo de cuencas”.


El Proyecto Corina

 

La Ley Nº 29760, fue sustentada por el parlamentario aprista Wilder Calderón Castro. El argumento central fue que: “como consecuencia del calentamiento global, los nevados de la Cordillera Blanca en Áncash están desapareciendo, y se calcula que dentro de 15 años más habrá escasez de agua en el río Santa, lo cual significa que no se podrá abastecer del recurso hídrico a los Proyectos de Irrigación Chavimochicc y Chinecas”. Según la sustentación de esta ley, se llevaría las aguas de los ríos Marañón y Huallaga para irrigar el 90% de la costa peruana augurándose que la ejecución del megaproyecto CORINA aseguraría el agua en la costa del país, dando origen al desarrollo de la gran agricultura en las regiones de La Libertad, Cajamarca, Lambayeque, Piura y al sur Áncash, Lima e Ica. El proyecto considera además la construcción de dos Centrales Hidroeléctricas, que generarían 8 millones de Kw de energía.

 

 

Río Tablachaca

 

 

 

Río Marañón

 

Río Santa


El Proyecto Corina por etapas

 

 

1. Represa² de Santo Cristo en el río Marañón (en la división de Áncash y La libertad. En Áncash se ubica el valle de Uchus, distrito de Quiches, provincia de Sihuas y en La Libertad en el distrito de Taurija, provincia de Pataz), donde se almacenará 4,850 millones m³ de agua, y mediante un túnel transandino de 107 km de longitud, se derivará de la represa 500 m³/seg de aguas del río Marañón al río Tablachaca, para generar energía eléctrica del orden de 4 millones de Kw en la Central Hidroeléctrica de la Galgada (ubicada en la Galgada, antiguo asentamiento minero, a orillas del río Tablachaca a 1,100 msnm., distrito de Tauca, Provincia de Pallasca, región Áncash)

 

 

 

2. Túnel transandino de 23.14 km de longitud para llevar agua turbinaza de la Central Hidroeléctrica La Galgada hasta la Central Hidroeléctrica de Chuiquikara (confluencia del río Tablachaca con el río Santa, a 515 msnm, distrito de Tauca, provincia de Pallasca, región Áncash) donde se generará energía eléctrica del orden de los 4 millones de Kw.

 

3. Túneles trasandinos para trasvasar 170 m³/seg de agua de los ríos tributarios de la margen izquierda del río Huallaga por encima de la cota 2,000 msns (Monzón, Santa Marta, Chontayacu, Tocache, Mishollo, Cotomono, Matallo, Tumac, Curvo y Abiseo) hacia la cuenca del río Marañón, para ser almacenados en la Represa de Santo Cristo.

 

4. Construcción de la Represa Panao, en el río Huallaga (distrito de Panao, provincia de Pachitea, región Huánuco) para almacenar 2,400 millones m³ de aguas del río Huallaga y derivarlos a la Costa peruana.

 

Costo aproximado de la primera central hidroeléctrica: US$ 4,000 Millones.

 

² Represa: Obra generalmente de concreto armado para detener, almacenar y regular el curso de las aguas

 


Impactos del Proyecto Corina en la cuenca del Marañón y del Amazonas.

 

Según científicos del Smithonian Institution, la cuenca del Marañón colecta volúmenes impresionantes de agua que proceden de los Andes Centrales y Orientales y la descarga al Amazonas. Los científicos del Smithonian informan (En: The Smithonian Atlas of the Amazon, 2003) que el caudal promedio del río Marañón  en su parte alta es de 620 m³ de agua/segundo. De igual manera el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (INGEMMET) reporta (1995) un caudal promedio en esta zona de 500 m³ de agua/segundo y el IIAP (2006) reporta para la misma zona un caudal de 825.29 m³ de agua/segundo. La zona de drenaje de la cuenca del Marañón es la más grande de los Andes. Las tierras que están en la margen derecha del río Marañón, cerca de la confluencia con el Ucayali son muy bajas e inundables en época de creciente y forman la depresión conocida con el nombre de UCAMARA. Esta depresión se extiende desde la zona de malos pasos a la altura de 2 de Mayo en el río Ucayali hasta la desembocadura del río Napo en el Amazonas. En esta depresión se forman pantanales, aguajales (1/3 de la depresión) y cochas de aguas tranquilas.

 

 

 

 

Allí se encuentra la Reserva Nacional Pacaya Samaria (la misma que es inundada en época de creciente por las aguas del Marañón), uno de los lugares con mayor riqueza biológica del planeta donde tienen su hábitat peces como el paiche, el boquichico, el sábalo, la arawana; mamíferos como el ronsoco, la sachavaca, el bufeo, el manatí, el lobo de río, etc. También hay aves como el cushuri, la sharara y las garzas. Hay reptiles como el caimán negro, las tortugas charapa y taricaya, la anaconda; y por supuesto hay una gran diversidad de árboles y plantas. Esta reserva es el “ecosistema de la vida” en la región Loreto y su existencia se debe al equilibrio hídrico de la cuenca del río Marañón. Dicho de otra manera, la capacidad de colectar aguas de las cordilleras y glaciares andinos y distribuirlas en épocas de creciente a las partes bajas de la Amazonía, se debe que la cuenca del Marañón ha vivido por miles de años en equilibrio ecológico, o  estabilidad natural.

 

Represar, detener, almacenar y regular volúmenes importantes de  agua de los ríos Marañón y Huallaga (7,250 millones m³ de agua), como pretende el Proyecto Corina, va a significar alterar drásticamente el equilibro ecológico (principalmente hídrico) de la cuenca, equilibrio que se ha mantenido constante por miles de años, con las consecuencias que a continuación se mencionan.

 

  1. Impactos en las partes alta y baja de la represa y del Marañón

 

La Represa de Santo Cristo en el río Marañón deberá detener, almacenar y regular 4,850 millones m³ de agua del río Marañón y la Represa de Panao 2,400 millones m³ de agua del río Huallaga, lo cual hace un total de 7,250 millones m³ de agua represada en épocas de crecientes.

 

 

 

El embalse de 4,850 millones m³ de agua generará un espejo de agua gigante, así como la subida del nivel del río en la parte alta de la represa que va hacia los Andes. Esto reducirá las áreas de cultivo y afectará las tierras y propiedades de los pobladores de esta zona. Estos pobladores perderán sus tierras y propiedades y tendrán que migrar forzadamente hacia otros lugares como ha sucedido en casi el 90% de las represas existentes. Por otro lado la inundación gigante que cause la represa, inundará miles de hectáreas de bosques secos lo que ocasionará la pudrición permanente y cíclica de una enorme biomasa, que generará metano, un gas 23 veces más perjudicial que el CO2 y capaz de acelerar el calentamiento del clima en la zona. Las enfermedades como dengue, malaria y fiebre amarilla alcanzarían niveles de pandemia. Aumentaría la desnutrición en estas zonas altas por perdida de proteína de pescado y alimentos cultivados en los huertos tradicionales que quedarían sepultados bajo las aguas. (Ver Informe Final de la comisión Investigadora del BID sobre el proyecto Yacyretá en el rio Paraná entre Argentina y Paraguay, Feb. 2004)

 

Por otro lado, en la parte baja de la represa hacia la confluencia con el río Ucayali, de los 4,850 millones m³ de agua represada en Santo Cristo se derivará 500 m³/segundo de aguas del río Marañón al río Tablachaca (81% del caudal del río Marañón) que es de 620 m³ de agua/segundo. Quedaría entonces el irrisorio volumen de 120 m³ de agua/segundo que fluiría a las partes bajas, con lo cual se estaría condenando a las partes bajas de la cuenca a sequías en épocas de creciente. Esto alteraría drásticamente el equilibrio hídrico de la cuenca. Las inundaciones (4-8 metros) características de los meses de enero a junio serían drásticamente reducidas, los ecosistemas forestales inundables sufrirían por la ausencia de agua y los peces como la gamitana ya no podrían invadir estas zonas inundables para conseguir sus alimentos. En otras palabras la estacionalidad y el régimen hídrico se verían alterados con impactos desastrosos para los peces que se alimentan en esta época en los ecosistemas forestales inundables.

 

Las vaciantes de los ríos, características en los meses de agosto a diciembre serían más severas y más largas, lo cual impactaría también en el régimen de las lluvias, pues habría poca evapotranspiración ya que los árboles que bombean agua de las raíces hacia la atmósfera tendrían poca agua para este fin. La navegabilidad en estos ríos sería también drásticamente afectada.

 

  1. Disminución de la sedimentación de las partes altas hacia las partes bajas, con la consecuente disminución de la fertilidad de los suelos en las partes media y baja.

 

El río Marañón transporta grandes concentraciones de sedimentos de los Andes ricos en arena, arcillla y carbonatos de cal (aproximadamente 1.2 millones de toneladas anualmente), los cuales son depositados en las zonas bajas durante las épocas de crecientes. Esta sedimentación es altamente dinámica debido a la fluctuación de los niveles de agua en los ríos y a las vastas extensiones inundables a las cuales llega. Las más grandes concentraciones de sedimentos ocurren en las épocas de crecientes. Las aguas que inundan depositan el 80% de todos los sedimentos transportados, lo cual enriquece los suelos de los ecosistemas forestales inundables estacionalmente. De igual forma en épocas de vaciantes, aparecen en las orillas de los ríos playas barrosas ricas en nutrientes que son los lugares donde los indígenas y ribereños siembran importantes cultivos como el arroz, el maíz, el frejol y otros.

 

Las represas retendrían grandes volúmenes de sedimentos, con la consiguiente reducción de estos sedimentos en las partes bajas, reduciendo al mismo tiempo la riqueza de los suelos y la productividad de los ecosistemas inundables. Esto traería consigo la baja de la productividad de la agricultura en las zonas bajas y la reducción de la capacidad alimenticia de los ecosistemas inundables afectando a la alimentación natural de los peces en estas zonas. Habría poca comida para peces que se alimentan en zonas inundables, aumentaría la mortalidad de estos peces y afectaría la seguridad alimentaria de las poblaciones indígenas, ribereñas y urbanas.

 

  1. Impacto de los sedimentos en las represas

 

Por la gran cantidad de sedimentos que transportan los ríos Marañón y Huallaga de los Andes, estos se acumularían en grandes cantidades en las represas y en las casas de fuerza de las hidroeléctricas, reduciendo la vida de las represas y las hidroeléctricas destruyéndolas en pocos años o incrementando drásticamente sus costos de mantenimiento. El estudio que realizó la Comisión Investigadora del Mecanismo de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la Hidroeléctrica Yacyretá a ambos lados del río Paraná en la frontera entre Argentina y Paraguay en el 2004, muestra que los sedimentos son el mayor problema en la vida de las represas y de las hidroeléctricas. La misma Comisión realizó una evaluación en el 2005 de la Represa Balbina, río Uatumá, Amazonía Brasilera, llegándose a la conclusión de que esta represa produce ahora el 3% de su capacidad instalada debido a los impactos de los sedimentos, convirtiéndola hoy en día en un fiasco económico y un desperdicio ambiental. Manaos es el principal mercado de la energía eléctrica que produce la hidroeléctrica Balbina.

 

  1. Para contrarrestar Corina, el enfoque debe ser de manejo de cuencas hidrográficas y evitar la destrucción de los bosques inundables.

 

Cerca de la mitad de las lluvias que caen en la cuenca del Marañón son recicladas por los bosques. La otra mitad fluye a través de riachuelos, y ríos y va hacia el Océano Atlántico. Desde los Andes hasta la desembocadura con el Ucayali y hasta el Atlántico, el Marañón y sus afluentes atraviesan diversos tipos de bosques y en muchos lugares inundan con sus aguas para formar lo que es la más singular característica de la cuenca: sus bosques inundables.  Peces, pájaros, mamíferos y un número incontable de invertebrados viven en estos hábitats y nos recuerdan que los bosques tropicales y los ríos están verdaderamente conectados en la evolución de la vida en la Amazonía. La cuenca del Marañón, sin embargo, tiene su personalidad única, modelada por la geografía y la ecología, en equilibrio por miles de años y hoy día en peligro por  ingenieros costeños y políticos descabellados. Después de años de errores, los Norteamericanos y los Europeos aprendieron que los ríos tienen que ser tratados como ecosistemas por la simple razón que los cambios que ocurran en las cabeceras de los ríos pueden tener efectos en los ciclos hidrológicos, calidad del agua, y en la ecología de animales y plantas aguas abajo.  El Proyecto Corina que se quiere realizar, hace necesario que se analice aguas arriba y aguas abajo para evitar los errores que se cometieron en otras partes en manejo de cuencas hidrográficas.

 

 

 

La cuenca del Marañón tiene cerca de 80,000 km² de bosques inundables (equivalente a los territorios de Irlanda, Holanda y Luxemburgo juntos), los cuales son inundados de 2 a 8 meses cada año. La máxima inundación varía de 48 metros. Las especies de árboles únicos de este tipo de bosque se han adaptado para tolerar e inclusive sacar ventaja de los largos periodos de inundación, a los cuales se agrega su alta diversidad biológica, la misma que depende de un microclima freso y húmedo bajo las copas de los bosques inundados.

 

  1. Impacto en de la migración de los peces

 

Los peces han sido una importante fuente de proteína en la cuenca del Marañón y del Amazonas en general tanto para la subsistencia de poblaciones rurales como para la alimentación de poblaciones urbanas. La pesca continua siendo una actividad económica importante en la Amazonía peruana, región que sufre de un alto desempleo y pobreza. El consumo de carne de pescado es bajo en las ciudades de Iquitos y Nauta por los altos precios pero sigue siendo alto en las áreas rurales. Más de 200 especies de peces son conocidos por los pescadores y solo cerca 20 especies se venden en las ciudades.

 

La característica más impresionante de la actividad pesquera en la Amazonía es que los peces migratorios (cerca del 70-90% de peces vendidos en el mercado de Iquitos)  son los más requeridos. El enorme tamaño de la cuenca del Amazonas junto con la inexistencia de barreras, ha hecho que la Amazonía se convierta en el teatro de la evolución de especies de peces migratorios. Ejemplos son el dorado (Brachyplatystoma flaviacans) y la gamitana (Colossoma macropomun) que acostumbran migrar de la desembocadura del Amazonas hasta las partes altas andinas del rio Marañón y del Huallaga (4,000-5,000 km). El desove se produce generalmente en las partes altas de los Andes y la alimentación y crecimiento se da en las partes bajas inundables de la Amazonía. La represa de Santo Cristo en la parte alta del río Marañón y la represa de Panao en el parte alta del río Huallaga serían barreras para el desove de estos peces migratorios y por consiguiente en la ruptura del equilibrio ecológico, la baja de la productividad natural, la disminución del consumo de estos importantes peces, la disminución de consumo proteínas de peces, la deterioración de la alimentación y la baja de la calidad de vida del poblador amazónico.

 

 

  1. Disminución de la calidad de vida del hombre amazónico.

 

En la región Loreto, las poblaciones de las ciudades así como de las áreas rurales, dependen fundamentalmente de los recursos forestales e hidrobiologicos de las cuencas del Marañón y del Huallaga para su alimentación, salud, construcción de viviendas, elaboración de utensilios, herramientas, y transporte fluvial, y estos recursos constituyen fuente de trabajo para miles de personas de las zonas bajas de la Amazonía peruana. Según un estudio realizado el 2003 por el Instituto de Botánica Económica de los Estados Unidos de América, más del 70% de los ingresos de lo pobladores de la Cuenca del Marañón provienen de los recursos forestales e hidrobiologicos, especialmente los bosques inundables y de las cochas.

 

Los ecosistemas forestales inundables que se encuentran en la cuenca del Marañón, entre ellos los «aguajales» (casi 1/3 de la cuenca), son fuente de trabajo y alimentos para estas poblaciones. Diversas instituciones nacionales e internacionales consideran a los aguajales como el «bosque de la vida» y al aguaje como el «recurso forestal más importante en la Amazonía peruana.

 

De alterarse el régimen hídrico, los aguajales se encontrarían en serio peligro pues estos ecosistemas necesitan de agua en permanencia. Y esto es sólo un ejemplo. La alteración del régimen hídrico en especial la reducción del flujo de agua en épocas de crecientes tendría un impacto en los peces y otros recursos naturales de vital importancia para la alimentación y la economía del hombre amazónico, con la consiguiente disminución de la calidad de vida del poblador amazónico.