Por la seguridad del vecindario

Es increíble que una ciudad como la nuestra, no cuente con un cuerpo de bomberos que se respete. Más increíble es aún, que esta ciudad no cuente con la suficiente agua en los surtidores.
Una urbe de la categoría de Iquitos no merece seguir con estas carencias, las mismas que deberían ser superadas por el bien de la colectividad, de las empresas que aquí desarrollan sus actividades, que por angas o por mangas podrían verse expuestas a la tragedia de un incendio que les borraría del mapa.
Falta conciencia para que, olvidándose de banderías políticas o ambiciones personales, las autoridades, todas, se unan y que a ello sume el concurso del comercio y vean la forma de solucionar el tan terrible problema,  de no contar con una compañía de bomberos que esté a la altura de su categoría como la  ciudad que es.
Nuestros bomberos son puro corazón, pero de allí a que tengan un manejo profesional está muy distante y no se les puede pedir más porque las limitaciones con que se enfrentan son demasiadas difíciles de superar. Carros en regular estado de conservación, mangueras destrozadas por el tiempo y, sin agua de dónde llevar el chorro salvador.
¿Qué más les podemos pedir a estos sacrificados hombres que hacen hasta lo imposible para apagar un incendio? Nada. Al contrario, les debemos dar toda la ayuda posible para que se transformen en un cuerpo eficiente en la lucha contra el fuego, equipándoles al máximo con trajes especiales de asbesto para que no corran riesgos de peligro extremo.
Unámonos todos en una gesta sin igual para hacer de nuestros bomberos un arma contra las desgracias que bien podrían acontecer en nuestro medio.
Hagámoslo por la seguridad del vecindario.