Política y Chismografía

Obviando hechos cada vez más deleznables, por tratarse del contenido del próximo proceso electoral, nos inclinamos por reconocer que   el mejor laboratorio de todo lo que puede acontecer, en esta época electoral en política, hurgando en  todas las variables posibles, de los vivaques de todo tipo, hasta los más inverosímiles, y de todo el bestiario que se puede dar en el mundo de la política,  lo encontramos en el estudio de todas las gamas y recodos de la Revolución Francesa. En ese gran escenario, que siempre es estudiado, hasta por los aprendices  de política, se dan todos los tipos de personajes posibles que se desenvuelven en torno al poder y sus mecanismos; de allí que sea el referente principal en el tema que hoy nos ocupa.

Sin duda alguna la chismografía, el chisme, el chimento, como dicen los gauchos, está presente en las pequeñas y grandes causas, tareas y  en todas las tiendas políticas Todos los personajes en política, si bien tienen su lugar, no todos hacen siempre lo que les corresponde o aceptan sus propios linderos.

Como el desarrollo del próximo proceso viene tiñéndose y manchando honras de todo jaez, advertimos que ahora que la región quiere limpieza en la jornada electoral, hay que cuidarse de los  aprendices de políticos o políticos mediocres que basan su poderío únicamente respaldado por su capacidad de intriga y de chisme sin poseer una formación intelectual rescatable, ni tener prosa sus ideas y por último, ni ideas; eso sí, perfilando en sus actos la vileza de sus entrañas y la hipocresía de sus actos para mantenerse y lucrar con la mendacidad.

Aquí hay que señalar que existen algunos que basan su poder sólo en el chisme y la sobonería de la cual hacen gala en todo momento frente a los fuertes y se ensañan con los débiles o con los que saben más que ellos. Lo peor que puede hacer un político o quien detente el poder es creerle a su chismoso oficial todo lo que le diga sin contrastar las noticias recibidas con otras versiones de gente que no le debe nada.

Obviamente recordemos que se han ganado muchas batallas y glorias por poseer buena información de inteligencia profesional y, así mismo se han perdido otras por creer a pie juntillas todo lo que llega del “anda corre, ve y dile” que inventa cíclopes que no existen para derrotarlos en su interesada mitomanía.

Olvidemos al político vocinglero y charlatán, y optemos   por el político moderno, pero aquel  cuya honestidad  sin   olvidar los aspectos que señalamos; debe ser factor número uno en su hoja de vida, sin olvidar que hay que enseñarle que aparte  de utilizar mayormente su tiempo en su propia formación integral, deben  darle  todos los elementos que se presenten en la baraja del poder, cuidando su dimensión exacta  y su correspondiente límite. El ejercicio político no se aprende en uno o dos días, en uno o dos años; se aprende en la ‘cancha’ con el entrenamiento que da el terreno de los hechos, la práctica cotidiana; y sobre todo, saber distinguir  la lealtad de la traición, cualquiera sea su disfraz y camuflaje. Así que los que aspiran a algún importante cargo en la estructura política de la región y la provincia, están advertidos.