Plazos interminables

Hasta cuándo la legislación sobre contrataciones con el Estado van a ser más rígidas en cuanto a los cumplimientos de los plazos para la ejecución de obras, no solamente porque está en juego un perjuicio económico para los fondos públicos, sino porque es una falta de respeto a la expectativa de la población peruana en general y en particular, a los habitantes de las comunidades rurales que soñaron con la energía eléctrica el año 2012 y estamos 2016, y nada.
Nos referimos a las 137 comunidades rurales de Iquitos, Nauta, Requena, Pevas y Caballo Cocha, que las autoridades regionales de la gestión anterior les ilusionaron con que en unos cuantos meses contaban con la energía eléctrica tan ansiada, sobre todo para las actividades comerciales relacionadas a la conservación de alimentos y otros que se consiguen con aparatos de refrigeración, así como la iluminación adecuada en horas de la noche.
Estuvimos en Pevas cuando en pleno aniversario la ex autoridad regional anunciaba el proyecto de electrificación rural y fuimos testigos de ver aquellos rostros alegres de humildes habitantes de comunidades ribereñas de la zona, ante el anuncio. Ellos y ellas creyeron, en sus mentes se proyectaron que en tantos meses tendrían culminada la susodicha obra. Es que les aseguraron así.
Si alguien en ese momento les habría dicho que pasarán 4 años más y esa obra no se culminará, quizás algunos lo hubieran puesto en duda, pero estaban ya trabajando el proyecto en las comunidades con las mediciones. Todo indicaba que la obra se iría «viento en popa», pero resulta que «el viento se lo llevó», por lo menos hasta la fecha porque no están funcionando.
Sucede que como la ley lo permite y las argucias legales amparadas en la propia normativa, también, la empresa contratista de todas las obras de electrificación rural mencionadas que es Hidroenergía SAC tiene una última ampliación de plazo de término de la obra hasta el 4 de junio del presente 2016. Se conoce que la naturaleza del contrato ya no permite más ampliación. Veremos si cuando llegue esa fecha ya esté funcionando la electrificación rural que corresponde a Pevas y Caballo Cocha.
Lo más preocupante de todo esto es que hubo intención de dejarles con los postes y tendido de redes como si fueran «adornos fúnebres» porque no iba a darse el servicio de energía, y no sabemos por cuánto tiempo; ya que la empresa había recibido un Certificado de Recepción de Obra (como si se hubiera terminado), y con fecha dudosa, por lo que afronta una denuncia. ¿Cuánto más harán en contra de los intereses de las poblaciones, amparándose en leyes ambiguas, empresas que carecen de seriedad y que no escatiman para lindar con irregularidades?